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Reportaje:

La eutanasia divide a los médicos

La dignidad y la autonomía del paciente son factores clave a la hora de abordar la muerte digna

La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas sobre la eutanasia ha puesto de manifiesto la división que existe entre los médicos acerca del tema. Una mayoría es partidaria de legalizarla, pero son todavía más los que se negarían a aplicarla. Las posturas no cambian entre los profesionales que tratan enfermos en situaciones extremas. Sólo hay acuerdo en un aspecto: los cuidados paliativos deben desarrollarse más.

"La insistencia en los cuidados paliativos es una excusa para no afrontar la regulación de la eutanasia", ha declarado a este periódico un médico que trabaja en la Unidad del Dolor de un gran hospital madrileño. "Hay muchísimas personas que desearían plantearse una muerte digna, pero no lo manifiestan", afirmó. Pero este médico también reconoce que los casos en los que se solicitaría una eutanasia serían pocos. La mayoría de las veces, bastaría con asegurar un correcto uso de los calmantes, opina.

Gonzalo Herranz, profesor de Bioética de la Universidad de Navarra (del Opus Dei), es de los que no admite la eutanasia en ningún caso. Herranz defiende la validez del Código Penal actual, "que ha dulcificado mucho el delito de dar muerte a los enfermos que piden eutanasia".

Fuera de los enfermos terminales, las situaciones más angustiosas -y las más célebres- de peticiones de eutanasia se han dado por parte de enfermos con lesiones medulares, como ocurrió en España con Ramón Sampedro, el tetrapléjico que consiguió ayuda para quitarse la vida en 1998. Herranz matiza que "no se trató de una eutanasia, sino de una ayuda al suicidio". "No es posible separar el final de la vida de Ramón Sampedro de su activismo pro-muerte con dignidad. La razón de su muerte en las dramáticas condiciones en que se produjo tiene más que ver con sus convicciones ideológicas que con un problema médico", añade.

Otros médicos discuten el ejemplo de Sampedro. "Equiparar eutanasia con lesión medular es injusto. De hecho, la tasa de suicidios entre los 35.000 afectados de lesión medular es inferior a la del conjunto de la población", afirma Alberto del Pinto, médico y presidente de la Asociación de Parapléjicos y Grandes Minusválidos (Aspaim). Pinto, quien ha trabajado 22 años en el Hospital de Parapléjicos de Toledo, reconoce que cuando las personas sufren un accidente que les causa inmovilidad "todos se desesperan". Pero este sentimiento evoluciona. De lo que se trata es de "fomentar las ayudas (materiales y psicológicas) para llevar una vida digna. Aun así, puede haber casos en que el paciente insista en pedir la eutanasia. Lo entendería en alguien sin autonomía", añade.

Autonomía y dignidad son las ideas claves. "No se trata sólo del dolor. Hay personas que no quieren perder la dignidad al final de su vida. Y tener que usar un pañal y que alguien te lo cambie cuando lo ensucias es una indignidad", rebate Fernando Marín, médico de la asociación Morir en Casa. "Para muchos pacientes no se trata de vivir más tiempo, sino de vivir y morir con calidad. Hay quien no se tira por la ventana porque no le parece una forma digna de acabar", afirma.

La organización Morir en Casa asesora a los pacientes para que preparen el final de sus días. "Sólo una cuarta parte de las muertes ocurren en los domicilios, cuando ésa es la forma que la mayoría de los enfermos desean", indica Marín. El médico también insiste en las cautelas. "Hay personas que te dicen que se quieren morir en momentos de desesperación, pero cuando se les pasa cambian de idea".

El trabajo de la asociación se basa en garantizar que se va a respetar la voluntad de los enfermos. "Hay gente -una minoría- que pide directamente acabar rápido, y eso no se puede porque la ley lo prohíbe. Pero se pueden hacer otras cosas", explica. Por ejemplo, el enfermo se puede negar a tomar antibióticos si se presenta una infección, y se puede recurrir a los calmantes o a la sedación total si la situación empeora. En último extremo, es posible impedir la alimentación asistida. "Cada vez está más claro que la nutrición y la hidratación pueden considerarse un tratamiento más", afirma Marín.

El proceso hay que prepararlo con tiempo. Debe estar claro para familiares y médicos. "Ir al hospital puede ser un riesgo. Por muy claro que se tenga y aunque se haya hablado con el médico que te atiende, puede ocurrir que en urgencias no te hagan caso, o que inicien tratamientos que uno rechazaría", comenta el médico. También conviene redactar un testamento vital y nombrar un representante.

Para Marín, como para los otros médicos entrevistados, la eutanasia es "el último paso". "Tiene que integrarse en un proceso, en un abordaje desde la compasión y la comprensión del sufrimiento del otro".

Su regulación tendría otra ventaja. Evitaría las eutanasias clandestinas, afirman en la asociación Derecho a Morir Dignamente. Una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios de 2001 recogía que un 15% de los médicos reconocían que las habían practicado, y que un 21% conocía a algún colega que lo había hecho. Un especialista en el tratamiento del dolor lo confirma. "Todos sabemos qué pasa. Normalmente se hace bien, en casos muy claros. Pero sería preferible que estuviera regulado. Por nosotros y por los pacientes", dice.

Asistencia a un enfermo en una UVI del hospital Costa del Sol en Marbella (Málaga).
Asistencia a un enfermo en una UVI del hospital Costa del Sol en Marbella (Málaga).JULIÁN ROJAS

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