Memphis en Barcelona
Gasol y su banda de Memphis nos han visitado y todos nos hemos dejado llevar por las lucubraciones. Siendo el encuentro en Barcelona, teniendo los Grizzlies a un hijo predilecto de la ciudad y siendo los azulgrana campeones de Europa, los elementos de debate resultaban aún más cercanos y era un momento adecuado para imaginar la primera derrota de un club NBA, el futuro inmediato de Gasol o si Navarro está ya maduro para dar un salto que ha retrasado voluntariamente.
Juega con fuego la NBA dejando que sus equipos hagan turismo por Europa a principio de temporada. Lejanos los tiempos en que su mera presencia y su mística les bastaba, ha desaparecido buena parte del respeto reverencial que se les tenía y cada viaje fuera de sus fronteras es interpretado como una gran oportunidad de hacer historia. Las crecientes incursiones de nuestros mejores jugadores en la NBA, unidas al aumento de la dificultad de sus equipos, incluidos los mal llamados dream teams, para doblegar a las mejores selecciones, han convencido a los jugadores de que aquella distancia sideral ya no es tanta. La superioridad se ha reducido a cuestiones físicas.
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