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Reportaje:

Preparados, listos... a rodar

Dos centenares de jóvenes ruedan cortometrajes en un maratón de 24 horas en Córdoba

Córdoba se convirtió ayer en un gran plató para pequeñas producciones. El II Festival de Cine Instantáneo, organizado por el Instituto Andaluz de la Juventud, atrajo a unos 200 jóvenes, la mayoría andaluces, que forman 40 equipos de rodaje dispuestos a plasmar sus ideas bajo el género de la inmediatez cinematográfica: el cortometraje. Había de todo, desde los más metódicos y metidos en el papel hasta los entregados a la improvisación.

Sin tiempo para disimular el tradicional apego dominical a la almohada, los participantes recogieron su material a las 9.00 de ayer en el Albergue Juvenil cordobés: dos horas de cinta, una claqueta y un rotulador. Las bases del concurso estipulan 24 horas de rodaje y otras ocho para realizar el montaje final, que no debe exceder los 12 minutos.

Raúl Camacho, estudiante de Historia en la Facultad de Letras de Córdoba, asegura que no tiene nada pensado. Sale con su mochila a buscar a sus amigos para rodar en el Campo de la Verdad: "Haremos algo reivindicativo y social", cuenta Camacho.

Alfredo Ruiz y Alberto García, que han venido expresamente desde Granada y Madrid, lo tienen más preparado. "Tenemos hecho el story board, se trata de un hombre que se duerme y encadena sueños", comenta Alberto García. "Llevábamos tiempo intentando hacer un corto", explica Alfredo Ruiz, estudiante de Imagen y Sonido. Hay otros alicientes, cuatro galardones de entre 600 y 2.400 euros. Además, la cinta ganadora será emitida por Canal Sur, que colabora en la organización.

Además de quienes se dedican a ello, el certamen supone una oportunidad para los que sólo disfrutan con la experiencia. Es el caso de Álvaro García y Ana Martínez, codirectores de Inspontaneo, que relaciona lo espontáneo de hechos cotidianos: un bostezo encadenado, un flechazo amoroso o la instintiva preparación de un café instantáneo de un recién levantado.

Una de las escenas se desarrolla en la céntrica taberna de La Espiga. Entre cervezas y tapas continúa, aún en pleno rodaje, la tormenta de ideas de este grupo de amigos, la mayoría profesores. María es maestra, "y actriz", apostilla. Recuerda algunas apariciones en un corto de la Escuela de Arte Dramático de Córdoba. Antonio también es profesor y acumula la experiencia del amplio universo de la BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones), además de filmar las fiestas de fin de curso y algún cortometraje.

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Como en las grandes producciones cinematográficas, en las más modestas sesiones también surgen obstáculos. El equipo de Inspontaneo prueba el trípode de un telescopio, pero no encaja. Un amable fotógrafo presta el suyo, aunque un pequeño accidente provoca la estrepitosa caída de la única cámara al suelo.

En el suelo de la taberna y con seis escenas rodadas quedó su utilidad en el rodaje. No pasa nada, buscan otra y todo solucionado. Aunque a la hora de la verdad se lo toman en serio, no se estresan: "Lo importante es participar", dice Álvaro García. En Inspontaneo no hay diálogos, sólo música y algunas animaciones con plastilinas.

Después de un día de rodaje, la jornada de hoy se centra en el montaje, cuyo espacio se ha incrementado en dos horas respecto a la edición del año pasado en la que se cerraron 27 cortometrajes. Con ello se cierra este peculiar maratón cinematográfico en Córdoba.

"Falta un actor o cualquier cosa"

En la otra punta de la ciudad, Manuel Jiménez recrea, junto a Fabricio y Miguel Galadi, los estragos de una guerra nuclear en la Sierra de Córdoba. En las bases del certamen no se descartan argumentos postapocalípticos, como definen los creadores. Rafael Vera es la estrella protagonista e interpreta a un mutante. Llega tarde y con gafas de sol de las que se deduce que no debió dormir demasiado la noche anterior. Aseguran que no tienen ninguna pretensión y que tratan de pasar un buen rato: "Mi única relación con el cine es un póster de Steven Spielberg en mi cuarto", afirma Manuel Jiménez. Los comentarios de estos cordobeses son tan irónicos como su participación en el certamen, pero ahí están.

Para Julio Merino, "un día de rodaje da para mucho". Ha estudiado Imagen y Sonido en La Rábida (Huelva). Debajo de un naranjo escucha a Elías José Martínez que, con los folios del guión enrollados en una mano, le explica cada escena. Su corto trata de una fiesta en la que tres individuos se cuelan, lo que les trae funestas consecuencias.

La dosis de improvisación que requiere el certamen ha provocado algunas situaciones curiosas. En el Patio de los Naranjos, el rodaje que dirige Elías José Martínez emulaba un botellón y los vecinos les han invitado a irse. Su equipo cuenta con cierta experiencia. Un trabajo anterior de Julio Merino fue premiado en el Festival de Cine Joven de Córdoba, paralelo al Festival de Cine Instantáneo. Entre bromas, comenta que es una experiencia enriquecedora "porque se llega al límite; si en un rodaje normal surgen imprevistos, en 24 horas más todavía, falta un actor o cualquier otra cosa".

Al director lo que más le motiva es grabarlo todo en un día. "Teníamos la historia y el hecho de que participen más grupos y luego se proyecten otras cintas te lleva a conocer gente y te puedes ir metiendo en el mundillo", afirma. "Además, el hecho de decir que estás participando en un festival nos ha facilitado las cosas para conseguir la casa en la que rodamos", agrega. Antonio Maqueda, uno de los actores, estudia Interpretación en la Escuela de Arte Dramático de Córdoba. Le gustaría ser actor pero, de momento, se conforma con reírse y pasarlo bien.

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