Estereotipos anticuados
Los estereotipos, basados en los tópicos, nos juegan a veces malas pasadas subliminales, sobre todo cuando, como en la cuestión que nos ocupa, la realidad cambia mucho más deprisa que el cliché. Es el caso de la inmigración y su repercusión sobre la escolarización de los hijos de extranjeros residentes en España -400.000 en este curso, 100.000 más que el pasado-, que ha llevado a un lector de Murcia, Manuel Hernández, a plantear una queja ante las imágenes utilizadas por EL PAÍS en un amplio reportaje publicado en el suplemento Educación el pasado 29 de septiembre y que, bajo el título La inmigración desborda la escuela pública, incluía tres fotografías en las que aparecían niños de distintas razas.
El lector cree reconocer a una niña mulata que aparece en primer plano de una de las imágenes, y asegura que, de ser quien él cree, es una niña española, por lo que se trata de un error. "Dicho error me parece grave por dos razones. Primero, porque se niega implícitamente a una española su nacionalidad. Y segundo, más grave, porque pone de manifiesto que los responsables, al seleccionar la fotografía, se han limitado a elegir una en la que aparece una niña de raza negra, dando por hecho que, por serlo, es extranjera. Doy por sentado que la inferencia 'negra' (o no blanca), luego extranjera, es inconsciente. Pero eso no atenúa el problema, más bien es el problema". Hernández insiste en que español es todo aquel que tiene nacionalidad española, sea cual sea su raza, e inmigrante, todo aquel que, sin tener nacionalidad española, reside en España, también sea cual sea su raza. El lector añade que, si se incluyen fotos de niños en estos reportajes, "es preciso, en primer lugar, cerciorarse de que los niños son inmigrantes, y, en segundo lugar, debe decirse explícitamente que lo son en el pie de foto. Lo que no se puede es dar por hecho implícitamente la tesis falsa (y racista) de que todos los niños negros son extranjeros", aclara Hernández, que también critica el título y subtítulo del reportaje Sindicatos y padres denuncian la falta de previsión y presupuesto ante el desembarco de extranjeros: "No me parece que hablar de escuelas 'desbordadas' debido a 'desembarcos' sea un lenguaje muy adecuado para unos reportajes que pretenden defender la integración y la igualdad. Además, teniendo en cuenta que muchos inmigrantes desembarcan realmente en sentido literal en nuestras costas en condiciones terribles, la metáfora me parece de mal gusto".
Cambio veloz
Esta Defensora considera que merece la pena detenerse en la primera de las quejas que plantea el lector, porque nos enfrenta a estereotipos tradicionales, en este caso "niño de otra raza, inmigrante o extranjero", que aplicamos automáticamente sin pensar en lo erróneo de muchas conclusiones. En el caso de la inmigración es tal y tan rápido el cambio que con ella está experimentando la población española, que su actual diversidad hubiera sido impensable hace sólo unas décadas, pese a que es mucha la distancia que aún nos separa de otros países europeos. A ello no sólo ha contribuido la creciente llegada y nacionalización de personas de otras razas y continentes, sino también el aumento de adopciones de niños de otras razas, lo que resulta muy patente en las aulas escolares.
Efectivamente, la niña mulata que aparecía en la primera de las imágenes es española e hija de españoles, según ha podido comprobar esta Defensora. La foto fue tomada, como especificaba su pie -y según establece el Libro de estilo para las fotos de archivo-, el 15 de septiembre pasado, día de la apertura del curso. Y, aunque no se citaba el colegio, se trata de un centro público madrileño que no se caracteriza precisamente por tener un alto número de alumnos inmigrantes. En el pie tampoco se decía que la niña fuera inmigrante, pero, dado el contexto general del reportaje, era fácil deducir que fuera así.
El redactor jefe de Sociedad, Sebastián Serrano, responsable del suplemento Educación, discrepa totalmente del lector: "Después de releer las cuatro páginas de información, incluidos los pies de foto, no acierto a ver dónde puede haber un error ni dónde se sostiene alguna tesis racista. Ese suplemento se dedicó al tema de los niños inmigrantes en la escuela porque consideramos que se trata de un fenómeno nuevo e importante que había que abordar con amplitud para tratar de averiguar si los poderes públicos están afrontando el reto que plantea al sistema educativo el fuerte aumento de alumnado extranjero. En ninguno de los tres pies de foto que cita el lector se hace referencia a que los niños sean españoles o extranjeros, porque lo normal en los colegios de nuestro país es ya que convivan pequeños de ambas procedencias. Y lo que resultaría improcedente sería ir a una escuela, separar al grupo de los que no son españoles y hacerles a ellos la foto".
Desproporcionado
"El lector", continúa Serrano, "aduce que los editores del suplemento estamos indicando, 'por el contexto', que una pequeña negra que apareció en la foto que ilustraba la página 33 es inmigrante y, en consecuencia, extranjera. Y que ello es un error grave 'porque niega implícitamente a una española su nacionalidad'. Me parece una conclusión desproporcionada de algo que, desde luego, no pretendieron los editores de la página. El lector propone que, cuando este diario aborde el tema de la escolarización de inmigrantes, se cerciore de que todos los pequeños que aparezcan en las fotos sean realmente extranjeros y que se haga constar así en el pie de foto. Me parece una propuesta inaceptable. Eso sí que sería humillante y discriminatorio para los pequeños, que merecen igual respeto tanto si son españoles como si no lo son. Coincido con el lector en que la utilización de la expresión 'desembarco de extranjeros' en un subtítulo ha sido desafortunada".
Esta Defensora cree que no tiene sentido hablar de "racismo" como mantiene el lector si nos atenemos a la acepción del término: "Tendencia a considerar unas razas superiores a otras y, como consecuencia, a discriminar a las inferiores" (Diccionario del español actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos). Pero es indudable que su observación supone una llamada de atención -especialmente a la hora de escoger fotografías- ante tópicos extendidos que pueden conducir a conclusiones inexactas o erróneas.
Es posibe que la foto de archivo se eligiera, inconscientemente, porque en la misma había una niña negra en cabeza de una fila de niños blancos. Pero es muy cierto que el pie de foto no decía que fuera inmigrante. Y tampoco los lectores, si no fuera por el funcionamiento automático del estereotipo, tenían por qué deducir que era una niña extranjera o inmigrante, puesto que igualmente podían pensar que era española, dada la actual mezcla étnica de nuestras aulas.
Lo que sí es cierto es que ni todos los españoles son blancos ni todos los hijos de inmigrantes son inmigrantes. Simplemente la realidad es otra. Y sería bueno olvidarse de los estereotipos que, por pereza, a todos nos afectan, y con los que los periodistas debemos ser especialmente cuidadosos.
Los lectores pueden escribir a la Defensora del Lector por carta o correo electrónico (defensora@elpais.es), o telefonearle al número 913 377 836.
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