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Reportaje:AIRE LIBRE

Hoces pintadas de amarillo

Cinco excursiones para disfrutar del otoño en bosques ribereños

Desfiladeros, hoces, cañones, potxes o gargantas son algunas de las denominaciones que se dan en las distintas regiones españolas para nombrar los profundos tajos que los ríos excavan a su paso por determinadas tierras. El espectacular encanto de estos despeñaderos ha llamado siempre la atención, al descubrirse en ellos el fabuloso poder y fuerza de la naturaleza. Pero además, cuando los vientos del otoño tiñen de rubio esplendor los sotos de sus ribazos, los encajados cauces pasan a convertirse en paisajes impresionantes.

Cañón del río Lobos

(SORIA)

Chopos, sauces, fresnos, alisos y avellanos tiñen los cauces fluviales de los colores más rutilantes. Rutas y claves para vivir la otoñada junto al río Lobos, el Ebro, el Júcar, el Jerte y el Duero.

Los terrenos calizos fácilmente desmoronables del noroeste de la provincia de Soria han dejado que las aguas del río Lobos horaden en su relieve una profunda hendidura flanqueada por vertiginosos paredones. Los resecos páramos de las partes altas, cubiertos de pinos negrales, sabinas, enebros, tomillos y romeros, contrastan con las húmedas tonalidades verdiamarillas de la vegetación ribereña, que acompaña las aguas en el fondo del cañón. Antes de que los fríos desnuden las arboledas de alisos, chopos y sauces, la otoñada tinta las orillas acuosas con sus dorados y gualdas más rutilantes. La mejor panorámica elevada del cañón se obtiene desde el mirador de las Gullerías, y para disfrutar del bosque ripario existe un camino que bordea el río.

Cañones del Ebro y el Rudrón

(BURGOS)

El quebrado paisaje de la comarca burgalesa de la Lora, desparramado entre grandes parameras salteadas de estructuras rocosas, pierde el equilibrio al toparse con la enorme rotura que supone el desfiladero del río Ebro y de su afluente el Rudrón. Una gigantesca grieta en forma de Y, con paredes que alcanzan los 200 metros de altura, donde la naturaleza ha querido marcar una zona de transición entre los ecosistemas atlánticos y mediterráneos. Todo se retuerce en estas gargantas: los ríos, los cañones, los caminos...

Como en muchos tramos ribereños, la frondosa vegetación arbórea se compone de chopos, sauces, fresnos, alisos y avellanos, pero la particularidad de estos tajos es la orografía que los acompaña en las laderas, denominada ruiniforme, y en la que la propia roca erosionada crea peculiares formaciones, que simulan pináculos, arcos, agujas o torres a modo de viejas fortalezas arruinadas.

Hoces del Júcar

(ALBACETE)

Los áridos y resecos relieves de la comarca albaceteña de La Manchuela se ven sorprendidos por el accidente geográfico que protagoniza el río Júcar dentro de sus límites. Una sinuosa garganta convertida en el contrapunto de una tierra llana, donde las aguas esmeraldas se cimbrean parapetadas entre barrancos, meandros y crestas. La peculiaridad de este retorcido enclave se incrementa con los pueblos y casas-cueva, habitados desde la ocupación árabe sobre los más escarpados altozanos. Tolosa, Alcalá del Júcar, Jorquera y La Recueja son algunos de estos llamativos pueblos, cuyas casas hacen equilibrios sobre las pronunciadas pendientes del cauce fluvial. Y es en este tramo donde se encuentran los parajes más espectaculares del tortuoso desfiladero, acompañado de alamedas, choperas y huertas, que convierten el otoño en el mejor momento para recorrer la pequeña carretera que discurre por su interior.

Garganta de los Infiernos

(CÁCERES)

En las cercanías del trashumante puerto de Tornavacas, allá donde los escarpes de la sierra de Gredos pierden pie mirando las tierras sureñas de Cáceres, una sucesión de estrechas gargantas se abre paso por la dura roca en busca del valle del Jerte. Reconocidas y bautizadas, cada una de estas angosturas tiene sus propios atributos naturales y paisajísticos, pero ninguna en la magnitud de la denominada garganta de los Infiernos. Desde sus nacederos en la cumbre más alta, un sendero recorre toda la variedad de hábitats que se suceden dando vida a paisajes muy diversos. Parajes que cambian radicalmente desde los llamados Pilones, compuestos de marmitas de gigante, excavados en la roca de forma escalonada por las aguas, hasta los bosques de castaños y robles tapizados de helechos, que durante la otoñada muestran toda su exuberancia.

Los Arribes del Duero

(ZAMORA-SALAMANCA)

Antes de que el Duero pase a convertirse en Douro y abandone territorio español para acogerse a la Administración lusa, realiza un recorrido fronterizo que aturde por su belleza, fuerza e inaccesibilidad. Un espacio alargado realmente extraordinario, de 122 kilómetros de río flanqueados por paredones graníticos con desniveles de hasta 400 metros de altura.

Varias presas han logrado calmar el antiguo carácter bravío que tenían las aguas de este arisco enclave, cuando en tiempo de deshielos se decía que rugía, mientras ahora discurre calmo y sosegado. La vegetación que acompaña a estos barrancos grises y fríos es puramente mediterránea, con encinas cubriendo sus solanas, y alcornoques, madroños, almeces y acebuches en las umbrías. Mientras, las rojeces otoñales de los viñedos que cuelgan de sus laderas mezclan aquí sus tonos con los verdes de la foresta perenne y los amarillos de la caduca.

Las casas de Jorquera (Albacete) se aferran al escarpado paisaje que dibuja el sinuoso recorrido del río Júcar.
Las casas de Jorquera (Albacete) se aferran al escarpado paisaje que dibuja el sinuoso recorrido del río Júcar.PEDRO RETAMAR

GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar

- Cañón del río Lobos: la N-122 entre Valladolid y Soria tiene en El Burgo de Osma un desvío por la SO-920 a Ucero, entrada al parque natural.

- Cañones del Ebro y del Rudrón: la N-623 entre Burgos y Santander atraviesa los cañones desde Tubilla del Agua al desvío de Orbaneja del Castillo.

- Hoces del Júcar: desde Albacete, por la N-322 hasta Casas-Ibáñez. Luego tomar la carretera de Alcalá del Júcar.

- Garganta de los Infiernos: la N-110, desde Ávila, atraviesa el valle del Jerte de norte a sur. En Cabezuela del Valle se sitúa la entrada a la garganta.

- Los Arribes del Duero: la C-517, de Salamanca hacia Vitigudino, y luego la SA-314, hacia Aldeadávila de la Ribera.

Dormir

- Cañón del río Lobos: Posada del Canónigo (975 36 03 62). San Pedro de Osma, 19. El Burgo de Osma. La doble, de 60 a 70 euros.

- Cañones del Ebro y del Rudrón: Balneario de Valdelateja (947 15 02 20). N-623, km. 55-56. Se 60 a 90 euros.

- Hoces del Júcar: Los Olivos (967 58 60 38). Berrocal, s/n. Alcalá del Júcar. Precio por persona y día: 18,03 euros.

- Garganta de los Infiernos: Finca El Carpintero (927 17 70 89). N-110, km. 360,5. Tornavacas. 60,10 euros.

- Los Arribes del Duero: Rinconada de los Arribes (923 50 50 31). Joaquín González, 4 y 6. Aldeadávila de la Ribera. La doble, 39,10 euros.

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