Muñoa, condenado a 33 años de cárcel por complicidad en el asesinato de Blanco
El tribunal no encuentra datos suficientes para condenarle como cooperador necesario
La Audiencia Nacional ha condenado a Ibon Muñoa Arizmendarrieta a un total de 33 años de prisión por complicidad con el comando de ETA que secuestró y asesinó al concejal del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco en julio de 1997. El tribunal no ha atendido la petición de la fiscal y la acusación particular de condenar a Muñoa como cooperador necesario de secuestro y asesinato terrorista, lo que hubiera elevado sensiblemente la condena. Pero el tribunal no ha encontrado datos suficientes para entender que la eficaz contribución de Muñoa deba ser reputada "necesaria".
El tribunal considera probado que Muñoa alojó en su domicilio y ofreció su vehículo a los autores materiales del asesinato de Miguel Ángel Blanco, los etarras Irantzu Gallastegui Sodupe Francisco Javier Gaztelu -a quienes la sentencia denomina con las letras A y B-, y el fallecido José Luis Gereste.
Según la sentencia, Muñoa alojó en su domicilio de Eibar a los tres liberados (a sueldo de ETA), que le comunicaron que tenían como objetivo inmediato el secuestro de un concejal del PP. Muñoa, según la sentencia, sabía que eso implicaba "no sólo la aprehensión del concejal", sino también la "alta probabilidad de un desenlace mortal".
Muñoa, concejal de HB en Eibar, localidad en la que trabajaba Miguel Ángel Blanco, aceptó todo el plan. Además, continuó teniendo en su casa a los miembros del comando, les facilitó su automóvil y les llevó a Zarautz (Guipúzcoa) para que vieran un apartamento propiedad de sus padres de Muñoa, que no pareció adecuado a los etarras para para el desarrollo del secuestro.
También se comprometió con los activistas de ETA a dejar su coche cerca del apeadero del ferrocarril que utilizaba Miguel Ángel Blanco, guardando el hueco de estacionamiento para que los terroristas pudieran usarlo.
Cuando Muñoa se comprometió, sabía también que la víctima era concejal de Ermua y trabajaba en Eibar como economista empleado de la empresa Eman Consulting SA. La empresa era visible desde el taller mecánico de Ibón Muñoa, del que distaba unos 150 metros.
El secuestro se produjo el 10 de julio. ETA lo comunicó con una llamada al diario Egin, exigiendo al Gobierno el traslado de los presos etarras a las cárceles vascas antes de 48 horas, a las 16.00 del sábado 12 de julio. En caso contrario, aparecería el cadáver de Miguel Ángel Blanco.
Conociendo el comunicado, Muñoa regresó a su domicilio, en el que ya no se encontraban los etarras, lo que confirmaba que ellos habían llevado a cabo el secuestro.
Dos días después, Blanco fue hallado a las afueras de Lasarte (Guipúzcoa) con dos disparos en la nuca. Murió un día después en el hospital de Nuestra Señora de Aránzazu, en San Sebastián.
Pese a todo, Muñoa volvió a ofrecer alojamiento en agosto a los miembros del comando y regresaron a ese domicilio entre septiembre y octubre. Geresta fue hallado muerto en un campo de Guipúzcoa en marzo de 1999, con una pistola al lado de su cuerpo.
Muñoa, que ya estaba condenado a ocho años de prisión por delito de pertenencia a banda armada, ha sido condenado ahora como cómplice del secuestro terrorista de Miguel Ángel Blanco, a 14 años de prisión, y como cómplice de un delito de asesinato terrorista, a otra pena de 19 años.
Además, deberá indemnizar con 500.000 euros (83 millones de pesetas) a los familiares de Blanco, "por el gravísimo sufrimiento que se deriva de las características de los hechos".
Según la sentencia, el procesado "contribuyó a que los tres liberados ETA pudieran desarrollar los actos determinantes" del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, y supo y aceptó, "por ser de dominio público en Euskadi", la alta probabilidad de que la detención del concejal de Ermua desembocase en su muerte.
Sin embargo, para el tribunal "no constan datos suficientes" para entender que la "eficaz colaboración" de Muñoa deba ser reputada necesaria en el caso concreto, a efectos de considerarle "cooperador necesario" en vez de cómplice.
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