EE UU abre el debate sobre la toma de decisiones por consenso en la OTAN
Washington quiere agilizar el proceso interno de la Alianza ante amenazas terroristas
Estados Unidos quiere agilizar las tomas de decisión en la OTAN en un gesto que algunos analistas interpretan como un primer paso para acabar con el método de consenso con el que se ha movido la organización en su más de medio siglo de historia. El embajador de EE UU ante la Alianza, Nicholas Burns, niega que Washington lo vaya a sugerir, pero lo cierto es que el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, lo pondrá sobre la mesa en la reunión informal que los ministros de Defensa aliados iniciaron ayer en Colorado Springs.
Rumsfeld presentará a sus colegas un informe preparado por un asesor del Pentágono, Harlan Ullman, miembro del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales y creador del concepto de shock and awe (impacto y terror) que se hizo célebre en vísperas de la guerra contra Irak, en el que se cuestiona como proceso de decisión único el consenso y la unanimidad, especialmente cuando existan pruebas de un peligro amenazante. Ullman mezcla dos ideas: el consenso, que ha sido siempre la espina dorsal de la organización desde que fue creada, y la visión norteamericana de las acciones preventivas, no completamente compartida por otros aliados como Francia.
Aun cuando reconocen el peligro de las llamadas amenazas asimétricas como son el terrorismo o las armas de destrucción masiva, no todos los socios atlánticos las analizan de igual modo, y sobre todo tampoco coinciden en cuándo y cómo actuar. Irak ha sido la prueba.
A Washington aún le chirrían los oídos de lo que sucedió en la OTAN el pasado febrero, cuando Francia, Alemania y Bélgica (en un primer momento también se sumó Luxemburgo) bloquearon el cumplimiento del artículo 4 sobre ayuda a un socio amenazado cuando éste la pida por entender que ello precipitaba como inevitable una guerra contra Irak. Al final todo se saldó recurriendo a la fórmula de llevar el tema al Comité de Planes de Defensa, al que Francia no pertenece por no formar parte de la estructura militar integrada aliada, de la que se retiró en 1966.
Y aún fue mayor la irritación de EE UU cuando, después de que 18 de los 19 aliados (todos menos Francia) aprobaran finalmente prestar ayuda a Ankara, el Parlamento turco votó en contra del paso de soldados norteamericanos por su territorio.
"Es precisamente eso lo que se quiere evitar cuando se habla de agilizar el proceso de toma de decisión", explica una fuente oficial aliada. "Se trata de eludir de algún modo a través de reformas dentro de la propia organización de burocracias nacionales o que los Parlamentos puedan bloquear decisiones de gran calado". Dejar de lado al cuerpo legislativo podría tener consecuencias serias, advierten, sin embargo, algunos analistas.
El ministro de Defensa alemán, Peter Struck, expresó ayer su inquietud porque las iniciativas norteamericanas signifiquen el fin del consenso en la Alianza. El secretario general, George Robertson, que deja el cargo a finales de año, lo niega, así como el embajador de EE UU, Burns. "Esta casa funciona mucho más rápido que otras a la hora de acordar algo, pese a todo lo que se diga", dijo el diplomático antes de viajar a Colorado Springs. "Nosotros no lo apoyaríamos, y no creo que nadie lo hiciera", remachó. Sin embargo, el comandante en jefe de las fuerzas aliadas en Europa, el general James Jones, lo ha insinuado al sugerir que es preciso ser mucho más ágiles en el Consejo Atlántico a la hora de tomar decisiones de gran calado como la naciente Fuerza de Respuesta Rápida (FRR).
La fórmula del 'opting out'
Fuentes diplomáticas británicas y españolas niegan también que el consenso en la OTAN tenga sus días contados. Otros diplomáticos reconocen en cualquier caso que la Alianza funcionará con mayor dificultad cuando a partir de mayo esté compuesta por 27 países y cuando al menos otros dos más (Albania y Croacia) ingresen en la próxima ampliación de aquí a cuatro años.
El informe de Ullman ofrece como ejemplo para agilizar el método de decisión un sistema en el que participen en una operación como OTAN los miembros que votan positivamente, mientras que otros puedan abstenerse o votar negativamente y no participar (opting out) en esa misión. Un embajador europeo indica que el opting out, utilizado dentro de la UE por algunos países, no sería la mejor solución: "La creación de la FRR exige una fuerte implicación por parte de todos, y no sólo una voluntad política de participar. Si un país dice que la apoya, pero luego no participa, hay que buscar una fórmula para que le cueste políticamente muy cara su ausencia".
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