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VISTO / OÍDO
Columna
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Inocentes

Hay quejas: la prensa viola el derecho a la presunción de inocencia. No estoy seguro: la presunción de inocencia se queda en suspenso en cuanto la policía detiene, allana o persigue: su obligación es ésa, y casi siempre por orden de un juez. La prensa da la noticia. Muchas veces la noticia la da la Policía o la Guardia Civil, que hacen su propio periodismo: en la televisión se ve frecuentemente el logotipo de estos guardias en un ángulo de la imagen. Yo estoy en contra. Lo estoy, en general, de la dejación que se hace por el periodismo en general de algo básico en el oficio como es su capacidad de transmisión de las fuentes. La grabadora y la cámara nos transmiten las palabras del testigo, el implicado, el juez, el político, el guapo: muchas veces las transgresiones del idioma de que se acusa a la radio y la televisión son directas de quienes hablan: el español habla mal su idioma, y los medios contribuyen haciendo de receptores y de emisores de esa parla. La autoridad transmite el descubrimiento del alijo más importante de Europa de discos vírgenes; se crea un mundo y luego el juez declara que discos y máquinas eran legales. La prensa es la transmisora: no pone en duda la información que tiene un carácter oficial. Y los inocentes comparecen como sospechosos; aunque se añada la palabra "presuntos" (culpables) no se salva nada.

La gente se impresiona muchas veces por el suceso en sí antes de que se publique; a veces se arremolina y los policías que detienen tienen que proteger a su presa de una ira popular. Hay crímenes repugnantes que enardecen a las gentes: por poco matan a la dama acusada de matar a la chica, y ahora es relativamente inocente. Digo relativamente porque está empapelada y todavía no tiene todos sus derechos, y aún hay hienas que la acusan. Y gentes que la creen cómplice. Se va a ver envuelta toda su vida en el "estuvo envuelta en un asesinato...", se ha aceptado ya su lesbianismo en forma que descubre algo que quiso tener oculto y que en un país de puritanos está todavía segregado. Si se buscan culpables, se los halla en quienes la denunciaron, los que encontraron indicios y los convirtieron en pruebas, el instructor y el fiscal, el jurado, los jueces de sala... La prensa lo cuenta. Y la prensa es un bien democrático real, aunque muchos la traicionen desde dentro.

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