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Reportaje:TEATRO

Tentando la utopía

Javier Vallejo

En las historias que los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm recogieron, dicen ellos que con fidelidad absoluta, de boca de campesinos de Hesse y de Niederzwehrn, resuena una tradición oral milenaria que, en contra de lo que creían, desborda el ámbito germánico y el europeo. Los Grimm trabajaban en la construcción del hochdeutsch, idioma común para un país dividido en decenas de principados: redactaron un diccionario etimológico alemán de más de cuarenta volúmenes, y Jacob tejió una gramática monumental con centenares de miles de citas. En ese contexto, no eran del todo conscientes de que el valor simbólico de las narraciones orales que estaban poniendo por escrito desborda el puramente filológico, ni de que Cenicienta acabaría formando parte del imaginario colectivo con el mismo derecho que Medea. Algunos cuentos recogidos por los Grimm se han trasladado a escena con fortuna. Hará diez años, Lindsay Kemp hizo de Cenicienta una pantomima soberbia y cruel, muy pegada al relato original y en absoluto apta para menores: su mejor montaje, al lado de Flowers y por delante de Alicia. Biancaneve, que la compañía italiana Lenz Rifrazioni representa el 9 de octubre en el festival Panorama Escena, de Olot (Girona), tampoco es un espectáculo pensado para el público infantil. Maria Federica Maestri, su directora, traslada a escena el aroma del cuento, su pulso emocional. No lo narra, porque la práctica totalidad del público lo conoce de sobra. Quizá por eso tampoco le preocupa que los actores tengan un físico opuesto al que cabría esperar de los personajes. Barbara Voghera (Blancanieves) es una actriz espléndida con síndrome de Down, y Giuseppe Barigazzi, actor con la piel labrada por la edad, interpreta sucesivamente al cazador al que la reina encomienda el asesinato de su hijastra, a los siete enanos resumidos en uno (una especie de espíritu del bosque) y al príncipe. La excepción es Sandra Soncini, que encarna a la madre y a la madrastra.

Lenz Rifrazoini, creada en 1985, toma la mitad de su nombre de Johann Michael Reinhold Lenz, el autor del Sturm und Drang que defendió más apasionadamente un drama sin reglas. "Nos sentimos plenamente identificados con su poética. Entre lo primero que montamos figuran dos obras suyas. La segunda mitad del nombre de la compañía obedece a nuestro deseo de hacer palpitar la obra de arte en su sentido más amplio, no sólo la literatura teatral", explica Maestri, que codirige la compañía junto a Francesco Pititto. Antes de emprender Il Progetto Grimm, que comprende la puesta en escena de Cenerentola, Biancaneve, Capuccetto Rosso (se estrena la semana próxima en Bolonia) y Pollichino, Maestri y Pititto han representado adaptaciones de obras de Hölderlin, Büchner, Kleist, Rilke, Dostoievski, Shakespeare y Goethe. "A través de las raíces populares y arcaicas de Urfausto, Fausto I y Fausto II nos pusimos en la pista de los Grimm".

Entre lo más sorprendente de Biancaneve, que vi en el festival La Alternativa, de Madrid, en la sala Triángulo, está el trabajo de Barbara Voghera. "Hace cinco años la coreógrafa Lucia Pergo me invitó a seguir una clase de danza para jóvenes con síndrome de Down, y me dejó estupefacta con el potencial expresivo de Barbara: la invité a seguir varios cursos y después a entrar en la compañía. Con ella como protagonista hemos montado Hamlet. Tiene una mimesis extraordinaria y un talento especial para encarnar la palabra poética, para hacerla densa, casi tangible". No es la única intérprete discapacitada que se ha incorporado a Len Rifrazioni en los últimos años. "La capacidad para concentrarse en el gesto que tienen los actores con síndrome de Down es superior a la del resto. Si alzan una mano, todo su cuerpo va en esa mano. No hay dispersión intelectual. Un actor normal piensa: 'Alzo la mano para saludarte'. Un down no tiene ningún interés en saber por qué alza la mano, se concentra de manera absoluta en el gesto y luego saluda. En ellos, la acción genera el pensamiento. Son muy buenos moviéndose, pero tienen muchos problemas en el uso de la palabra".

La actriz Barbara Voghera, en 'Biancaneve', de la compañía italiana Lenz Rifrazoini.
La actriz Barbara Voghera, en 'Biancaneve', de la compañía italiana Lenz Rifrazoini.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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