"Sin electricidad no puede producirse nunca un proceso canceroso"

Pedro García Férriz (La Carolina, Jaén, 1926) lleva 50 años investigando el cáncer. Desde su profesión de podólogo ha llegado a la conclusión de que sin electricidad, como ocurre en las extremidades de los parapléjicos, es imposible la formación de ningún proceso canceroso. Esta semana acaba de presentar su último libro, Origen del cáncer. Cancerígenos directos e indirectos, su undécima publicación desde que en 1966 publicara otro libro sobre tumores oncológicos.

Pregunta. ¿Por qué esta obsesión por investigar el cáncer?

Respuesta. Por las primeras observaciones que hice en la consulta en mi pueblo. Observé que los enfermos parapléjicos no podían padecer de callosidades o tumor alguno. Esto me hizo pensar que sin electricidad no había acciones químicas, quiero decir con ello que donde no hay electricidad no puede producirse nunca un proceso canceroso.

P. Entonces, ¿dónde está el origen del cáncer?

R. Todos los procesos cancerosos se producen por una misma causa: por una patología eléctrica. Los efectos de la electricidad son magnéticos, bioquímicos y calóricos. Los tres contribuyen poderosamente en la formación del cáncer.

P. ¿Por qué un podólogo ha llegado tan lejos en este campo?

R. Es una pregunta que me la hacen con frecuencia. Yo intento demostrar que no basta con el reposo para la desaparición de las callosidades en los pies, porque lo que hay es una hiperqueratosis, un exceso de queratina que puede perturbar y alterar la actividad genética. La corriente eléctrica, por sí sola, produce la callosidad y puede producir un proceso tumoral. La electricidad es el mayor excitante que tenemos en el organismo.

P. ¿Pero un simple callo nos debe asustar?

R. No, en absoluto, pero sí la electricidad. Es cierto que por una misma causa se pueden producir muy distintos efectos.

P. ¿Cómo influye la alimentación?

R. Pues, aunque pueda parecer extraño, los organismos desnutridos son los que tienen menos posibilidades de padecer procesos tumorales malignos al desaparecer la energía química y disminuir su electricidad, mientras que los cuerpos alimentados en exceso y con nutrientes no aconsejables son los más expuestos a padecer la neoplasia maligna.

P. ¿Cómo ha llegado a esa conclusión?

R. A través de la investigación que hice en el Instituto de Salud Carlos III de Majadahonda (Madrid), donde se estudió el comportamiento de 30 ratas, 15 de ellas desnutridas.