La Comisión Europea lleva a Francia a los tribunales por renunciar al cobro de un préstamo a Bull
La Comisión Europea ataca otra vez a Francia. Esta vez el regulador europeo de la competencia ha decidido llevar a las autoridades galas ante la justicia por no haber recuperado a tiempo una ayuda en forma de préstamo de 450 millones de euros que concedió al fabricante de ordenadores Bull para ayudarle a superar la crisis. Es la primera vez que Bruselas adopta una decisión de este tipo, que podría desembocar en la desaparición de la compañía dada su delicada situación.
En la memoria reciente sigue fresco el tira y afloja mantenido durante el verano entre el comisario europeo de la Competencia, Mario Monti, y el ministro francés de Finanzas, Francis Mer, sobre el plan de ayudas en favor del gigante industrial Alstom. A esto hay que añadir la investigación de la Comisión Europea por el paquete de ayudas a France Télécom y los expedientes pasados contra la eléctrica EdF. Además, están las reprimendas contra el excesivo déficit en las cuentas francesas. Monti aseguró que todas estas decisiones son fruto de una "coincidencia estadística".
La Comisión Europea autorizó en noviembre de 2002 la concesión de un préstamo a Bull con la condición expresa de que la ayuda fuera reembolsada "totalmente" por la compañía antes del 17 de junio de 2003. Los 450 millones autorizados por Bruselas debían concentrarse en hacer funcionar la empresa y nunca podrían destinarse a nuevas inversiones. Francis Mer se ha negado a exigir la devolución del préstamo por el impacto que podría tener en la compañía, que emplea a 8.000 personas.
Para resolver la cuestión, París propuso una devolución parcial del préstamo. Pero no fue suficiente para convencer a Monti, que ve una "violación grave de las reglas sobre ayudas de Estado y da un serio varapalo a la credibilidad de las mismas".
La acción de la Comisión Europea se interpreta como un acto de dureza para evitar que Francia haga lo mismo con las ayudas a Alstom, a pesar de que asegure que tiene garantías de que no se llegará a este extremo. Las directrices europeas sobre ayudas al salvamento y a la reestructuración de empresas en crisis dejan bien claro que las inyecciones de capital público deben concederse "por una sola vez", durante 10 años, para evitar distorsiones en la competencia. Bull ya recibió ayudas entre 1993-1994, lo que obligó a París a recurrir a la fórmula del préstamo.
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