Romero de Tejada mantiene sus poderes intactos
La división de la izquierda permite al secretario general del PP-Madrid revalidar su cargo en el consejo de Caja Madrid
En la batalla por el control de Caja Madrid, el socialista Rafael Simancas endureció hace días su discurso y situó su exigencia de ética en los siguientes términos: "Poner a Romero de Tejada en el consejo de la cuarta entidad financiera del país es como poner a la zorra a cuidar de las gallinas".
Romero de Tejada, Ricardo, es secretario general del PP en Madrid desde 1996 y, desde el verano pasado, el político al que el PSOE acusa de haber promovido una trama de corrupción urbanística que forzó la fuga de dos diputados socialistas al Grupo Mixto y dejó a la izquierda sin la mayoría que había sumado en las urnas para gobernar la Comunidad de Madrid.
El pasado lunes, en el Auditorio Sur de los recintos feriales, los dirigentes populares acudieron a la Asamblea General de Caja Madrid con la consigna de defender sin fisuras el puesto de Romero de Tejada en el consejo de administración. Los cálculos permitían a la izquierda soñar con dos de los tres consejeros en disputa por la cuota del Parlamento de la Comunidad de Madrid. Al PP no le podía fallar ni un solo voto, y aún así no estaba garantizado que Romero de Tejada consiguiera el preciado puesto.
Para evitar distracciones, el PP repartió las papeletas media hora antes de la votación
320 votantes adjudicaban tres puestos. Cada puesto costaba 106 votos. El PSOE había presentado dos listas y pretendía repartir los supuestos 156 votantes de izquierdas a partes iguales, para contar con 78 votos para cada lista. El PP, con una sola lista, pretendía sumar 164 votos con lo que lograría el primero de los tres consejeros en disputa (106 votos) y le sobrarían 58 votos para optar al segundo por restos. Si esa situación se producía, el PP perdería, pues los dos restos del PSOE (78) serían superiores. Pero había que jugar la partida porque la división de la izquierda podía acarrear sorpresas.
Del éxito o fracaso de esa votación dependía la estabilidad de Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid. Si Romero de Tejada caía, la izquierda sumaría mayoría absoluta en el consejo (11 de 21 consejeros).
La partida tenía otras complicaciones. En el PP hay pocos dirigentes que públicamente pongan la mano en el fuego por la honestidad de Romero de Tejada. Tan solo su principal mentor, Rodrigo Rato, ha defendido al secretario general de Madrid cuando las revelaciones sobre sus trabajos esporádicos, sus conversaciones con constructores amigos de tránsfugas o sus negocios inmobiliarios colocaron un velo de sospecha sobre Romero de Tejada. "Es un secretario general fantástico", dijo Rato.
Pese a esa loa, Romero de Tejada no es el dirigente más querido dentro del partido. Y, sin embargo, en la votación clave de la Asamblea General de Caja Madrid consiguió algo más que un pleno. Media hora antes de las votaciones, el PP lo preparó todo para evitar distracciones. Reunió a los suyos en una sala y les repartió los diez sobres de colores para las distintas votaciones, todas secretas. En el de color gris iba la papeleta de Blesa y Romero de Tejada. En la urna correspondiente al Parlamento de la Comunidad de Madrid se contaron 188 papeletas a favor de Blesa y Romero de Tejada, 24 papeleras más que los cálculos más optimistas del PP. 24 papeletas extras correspondientes a miembros de la Asamblea General de Caja Madrid situados en los territorios de la izquierda sindical y política. El PSOE y CC OO-Madrid acusaron a IU y a la dirección federal de CC OO. Los acusados se escudaron ayer en que el voto era secreto y negaron la supuesta traición. Después de la votación, el representante de IU en el consejo de administración, José Antonio Moral Santín, fue elegido vicepresidente de la entidad. El representante de la dirección federal de CC OO entró en la Ejecutiva. Todo con el apoyo del PP.
Sobre la fractura de la izquierda sobresale el éxito de Romero de Tejada, un hombre que, según los que le conocen, entró en crisis el día que se explicó durante siete horas en la Asamblea de Madrid. Aquel día de agosto reveló algunos detalles sobre su manera de ejercer la política.
El Tribunal de Cuentas ha abierto juicio a Romero de Tejada por su gestión como alcalde de Majadahonda. Él culpa a otros: "El Ayuntamiento era una calamidad porque había, no quiero faltar a nadie, un interventor que era una calamidad. Para arreglarlo, le mandé de vacaciones". El mismo día de la espantada de los dos diputados socialistas, Romero de Tejada recibió en su despacho al constructor que había ayudado a los tránsfugas. El constructor en cuestión había hecho de intermediario para que Romero de Tejada recibiera a un ex alcalde al que el secretario general del PP-Madrid había expulsado del partido dos años antes. Romero de Tejada miró a su secretaria: "Yo no hablo, yo no le doy cita, yo no hablo con él. Habla mi secretaria, y le da cita".
Le cogieron en una mentira y habló de olvido. La empresa de fotocopias de un amigo le regaló un empleo esporádico de asesor financiero a razón de 1.200 euros al mes para cotizar a la Seguridad Social y así tener derecho a una pensión. Además de ese sueldo, Romero de Tejada cobraba otros 4.200 euros al mes por su cargo en Caja Madrid y tiene otro puesto similar en Transmediterránea. El PP le ofreció pagarle un sueldo. Romero de Tejada no acepta. Sigue en Caja Madrid.
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