La miserable vida del perro de caza
Haciendo turismo rural por Cataluña te percatas de algunas de las barbaridades cometidas a ciertos animales, precisamente en la zona de España que presume de tener las leyes más adelantadas en cuanto a la protección de los mismos.
El 90% de los perros de caza se encierran de por vida en casetas -jaulas- de pequeñas proporciones, con un bidón de agua y otro de pienso. Duermen sobre sus excrementos y orines. A menudo les hacen pasar hambre. Los tienen aislados. Sólo salen en época de caza, así estarán mejor preparados para la cacería: histéricos y agresivos, al borde de la locura. Eso tiene un nombre: sadismo.
De viejos los abandonan o los matan. La gente del pueblo afirma que se ha hecho siempre, que es costumbre y tradición.
¡Qué buena imagen de Cataluña!
¿Por qué no se cumplen las leyes en cuanto al mínimo espacio vital y al aislamiento?, ¿tanta influencia tienen los cazadores?, ¿por qué no actúa la Policía Local como constaté en Prenafeta, Montblanc y el resto de la Conca de Barberà?, ¿por qué no se ejercen inspecciones periódicas?
Pido a todos los que presencien este tipo de prácticas que las denuncien a la Delegación de Medio Ambiente de cada capital de provincia.