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LA POSGUERRA DE IRAK

El Capitolio endurece las críticas por la factura iraquí

La Casa Blanca ha tenido que recurrir a una retórica patriótica para defender ante el Capitolio su última solicitud presupuestaria de la posguerra, 87.000 millones de dólares, que senadores y congresistas quieren desglosados hasta el último centavo. El portavoz del Gobierno asegura que la factura se ajusta "a los tiempos de guerra" y es "esencial" para la lucha contra el terrorismo; muchos demócratas y cada vez más republicanos quieren saber por qué tienen que gastar en Irak lo que intentan ahorrar en EE UU. Quien mejor expresó el escepticismo fue el congresista republicano Zach Wamp: "La gente de Tennessee quiere saber por qué la factura no la pueden pagar los iraquíes con sus ingresos por la venta de petróleo".

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Wamp y muchos otros congresistas y senadores aceptan el coste de la guerra, pero cuestionan el de la reconstrucción. De los 87.000 millones de dólares que Bush intenta conseguir en el Capitolio, algo más de 20.000 son para la reconstrucción. Es el desglose de ese importe el que ha propiciado las críticas. La cantidad incluye, por ejemplo, 100 millones de dólares para un programa de protección de testigos, 290 millones para crear cuarteles de bomberos, 54 millones para ordenar el sistema postal, 200.000 dólares para cada uno de los 500 expertos contratados para investigar crímenes contra la humanidad, 10 millones para emplear durante seis meses a 100 expertos en la construcción de prisiones o, peor aún, 900 millones para importar queroseno y diesel, productos derivados del petróleo cuya compra es todo un sarcasmo si se tiene en cuenta que Irak posee la segunda mayor reserva mundial de crudo.

Contención del gasto

"El presidente Bush debería ajustarse a sus promesas recientes de contención de gasto y mostrarse determinado a que el nuevo Irak pague su propia reconstrucción", ha escrito otro republicano, Tom Feeney, en un editorial reciente en National Review.

Paul Bremer, el administrador civil de Irak, nombrado por EE UU, está en Washington con el único objetivo de defender esa factura. Ayer se reunió con Bush después de cuatro días de comparecencias en el Capitolio para explicar que el coste de la reconstrucción ha de pagarse mediante partidas presupuestarias y no con créditos. Según su argumento, EE UU no puede dar dinero a Irak en forma de préstamo "porque de alguna manera estaríamos fiando dinero a cambio de sus ingresos del petróleo y, por tanto, creando la impresión de que para eso luchamos esta guerra".

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Mientras tanto, el número dos del Pentágono, Paul Wolfowitz, ha reconocido -también en el Capitolio- que el despliegue de EE UU se mantendrá en el volumen actual durante un largo tiempo. Aunque fue vago a la hora de dar fechas para el inicio de la retirada, mencionó "finales del año próximo", lo que casualmente proporcionaría un elemento agradable a la campaña de Bush para la reelección presidencial.

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