El Espanyol paga muy caro en Valladolid su desastre inicial

El Espanyol recibió un castigo demasiado severo por un inicio nefasto. El primer gol lo encajó casi sin salir del vestuario y el segundo, por un enorme despiste de Lemmens, que seguía colocando una barrera cuando el balón ya estaba en la escuadra. Sólo habían pasado ocho minutos y el equipo catalán estaba a tres goles de su primera victoria de la temporada, desquiciado en la defensa y con un rival que, de encajar siete goles en el Bernabeu siete día atrás, había pasado a darse un festín de ocasiones y goles. Al Espanyol le costó media hora regresar. Un disparo al palo de Alex Fernández puso en guardia a sus compañeros y, poco después, marcó Bobson.

Las cosas estaban casi como al principio y el Espanyol tenía mejor pinta. Pero el cuadro de Clemente se encontró con el segundo tropezón grave, la expulsión de Lopo al filo del descanso por una falta en el centro del campo. A Clemente no le quedaba otra que quemar sus naves y, entre Tamudo y Maxi, se las ingeniaron para comenzar a presentarse ante Bizarri. Dio entrada a Jordi y a Morales y su dominio se hizo más evidente. Pero justo cuando mejor estaba, cuando el Valladolid se había quedado con diez por la expulsión de Torres Gómez, cuando Bizarri trabajaba a destajo, entonces volvió a aparecer el penalti, como siete días atrás contra el Villarreal. Ciric lo convirtió en gol y el Espanyol se marchó de vacío y con la sensación de pagar muy caro su desastre inicial.