Todo un lago subterráneo

Ente los finalistas de los prestigiosos premios FAD de arquitectura y diseño de este año asoma una sugerente aportación vizcaína, fruto de un equipo de jóvenes profesionales que en apenas un decenio ha marcado algunos de los hitos arquitectónicos del paisaje vasco, sin olvidar sus incursiones en otras tierras. Eso sí, todo hay que decirlo, el estudio ACXT, responsable del proyecto de piscina cubierta y vestuarios para el Colegio Vizcaya, sito en Zamudio, es la sección de arquitectura de la potente ingeniería Idom.

Pero para hacer buena arquitectura hace falta algo más que la posibilidad de contar con buenos medios materiales y técnicos. Eso es lo que muestra esta piscina que requería cierta urgencia en el diseño y rapidez en su construcción ante la premura que tenía el propio colegio. Y ello sin olvidar las condiciones en que se tenían que realizar las obras, en medio de la algarabía infantil, ya que la piscina se encuentra justo en el centro del patio escolar.

Javier Pérez Uribarri es el arquitecto responsable del proyecto. Aunque en ACXT (como ocurre en Idom) hay una poderosa conciencia de equipo, siempre se mantiene la referencia al autor de la obra. En esta ocasión Pérez Uribarri apostó por sacar de contexto un elemento constructivo: una pieza de hormigón prefabricado que se emplea en la construcción de túneles de carretera. De este modo, en 15 días ya estaba ejecutada la estructura principal de la obra: dos grandes bóvedas que albergan la piscina y los vestuarios.

La apuesta por estos materiales tenía varias razones: la citada rapidez en la ejecución, el aislamiento (la forma curva minimiza los riesgos de filtraciones) y su posibilidad de integración en el paisaje. La cubierta se revistió de cesped, con lo que se completaba su voluntad de pasar inadvertida, además de que se conseguía un efecto bodega y el correspondiente aislamiento térmico.

Javier Pérez añade una razón más que le llevó a tomar esta decisión constructiva: "Es quizás el motivo más poético: la cueva como lugar secreto, como espacio presente en tantos y tantos cuentos del imaginario infantil o juvenil". No hace falta ser un niño para disfrutar de esta última sugerencia. La piscina del Colegio Vizcaya es un lago subterráneo con la boca de la caverna abierta al paisaje del Txoriherri.

Ésta es la penúltima apuesta de ACXT, que lleva decenas de proyectos en estos dos lustros de vida. El equipo está formado en la actualidad por 30 arquitectos, bajo la dirección de Jesús María Susperregui. El responsable de la oficina central en Bilbao es Iñaki Garai, quien considera que su vinculación con la ingeniería les colocó en una mala posición de salida. "Conocida es la vieja rivalidad entre ambas disciplinas; ahora ya hemos demostrado que se puede hacer la mejor arquitectura desde dentro de una ingeniería", sostiene. Garai ya sabe lo que es ser finalista de los FAD, reconocimiento que obtuvo en 2001 con el edificio de Servicios Generales y Atención al Público de la Ertzaintza en Erandio, que proyectó en colaboración con Susperregui.

Es otro más de los distintos reconocimientos que han tenido los proyectos realizados por ACXT. Ahí está la comisaría de la Ertzaintza de Deusto, que obtuvo el premio Erich Degner en 1996 o el edificio de informática de la central de la policía vasca, que fue seleccionado para la séptima muestra de arquitectos jóvenes españoles convocada por la Fundación Camuñas.