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FESTIVAL BAM | MERCE

Arranque sin algarabía

Sin algarabía, sin colas, sin gentío. El BAM 2003 comenzó pausado, quizá demasiado tranquilo, sin lluvia, con barras en las que había más camareros que clientes y con la normal aspiración a que sus noches restantes se animen. Según datos de la organización, 4.500 fueron las personas que se acercaron al único espacio abierto en la primera noche del festival, la del viernes, de suerte que la estación de Francia se convirtió en el solitario reclamo para un público que no debió de considerar muy atractivo el cartel ofertado. O eso o es que los bolsillos ya no están ni para pagar los más que razonables 10 euros que cuesta la entrada.

La verdad es que el cartel de esta primera noche no despertaba precisamente entusiasmo. Tuvo una componente hip-hopera que se saldó sin demasiado brillo con Nach y Quannum Projects, un apartado cantautoril defendido con solvencia por Nacho Vegas, la digresión adulta de Spacek y la inevitable sección bailable encarnada en Unkle Sounds y Todd Terry. Todo ello dio para una entrada floja y un ambiente muy tibio que no evocó fiesta mayor alguna, a pesar de las tonterías y el gracejo de Ellos, el grupo que cerró el escenario Mondo Sonoro mientras Unkle Sounds le daban a la electrónica anisada en el escenario principal. Por cierto que lo de Unkle fue tan soso que para un makinero resultaron tan plastas como Moby y para un fan de Chemical Brothers igualmente insulsos. Peor fue lo de Spacek, una especie de cruce entre Al Jarreau y la electrónica aceptable en el hilo musical de la coctelería Boadas. Más que aburridos, resultaron incomprensibles en un festival como el BAM. Por fortuna estaba Nacho Vegas para vender recogimiento en una fiesta mayor, échale ahí bemoles, mientras en el escenario principal las huestes de Quannum Projects le daban al hip-hop cuadrado. Con Dwomo y sus ocurrencias de electrónica chistosa y Ellos haciendo de Hombres G de fin de siglo, sólo quedó el mítico Todd Terry para cerrar una noche que no pasará a la historia del festival.

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