"Faltan servicios públicos mientras la familia tradicional desaparece"
María Teresa Bazo es la autora del único estudio nacional sobre violencia contra los mayores, publicado en 2001, que arrojó el dato de que el 4,7% de las personas atendidas en asistencia domiciliaria en los cinco municipios donde se realizó el trabajo sufrían maltrato. La idea original de esta catedrática de Sociología de la Ancianidad en la Universidad del País Vasco era recabar datos de las urgencias de hospitales pero ante los recelos de los centros dirigió el estudio hacia la información de los asistentes sociales de servicios de atención a domicilio de Sevilla, Vitoria y los municipios canarios de Las Palmas, Telde y San Bartolomé de Tirajana. En los 2.351 casos estudiados, se detectaron 111 víctimas de maltrato, (8 eran de violencia física y una sexual), aunque "es de prever que hubiera más". En el 68% de los casos, hubo negligencia en el cuidado físico. Bazo ofreció estos datos en las jornadas de violencia contra mayores que el Centro Reina Sofía clausuró ayer en Valencia.
Pregunta. ¿Quiénes eran los autores del maltrato?
Respuesta. En un 55% sus hijos o sus hijas, biológicos o políticos. Por detrás, estaba el cónyuge (12%), las hermanas o hermanos (7%) y otras personas.
P. ¿Qué se entiende por maltrato hacia los mayores?
R. Desde las situaciones más evidentes como agresiones físicas, psíquicas, abuso sexual o económico hasta negligencia en la asistencia higiénica o en la alimentación o formas más sutiles como gastar ciertas bromas sobre el deterioro cognitivo de los mayores.
P. ¿Cree usted que existe una relación entre la falta de servicios sociales públicos, la sobrecarga de cuidados en la familia y la posibilidad de actos negligentes?
R. Por una parte, no hay que estigmatizar a los familiares, que son los principales cuidadores de los ancianos en España, una actitud que hay que valorar. Pero siempre ayuda [una mayor cantidad de servicios públicos]. La falta de apoyo puede hacer correr el riesgo de que se produzcan más situaciones negligentes, muchas veces inconscientes.
P. ¿A qué responde que sean los inmigrantes quienes cada vez corren con mayor peso en la atención de los mayores?
R. Es una estrategia más que emplean las familias españolas. En países con el estado de bienestar más desarrollado, como Noruega, el Estado cubre esta función. En Alemania o Inglaterra se ha detectado un aumento de empresas de servicios dirigida a atender a los mayores, mientras que en España la tendencia es que la demanda de servicios privados sea de carácter personal.
P. ¿Por qué es algo propio de España?
R. Por un lado no hay suficientes servicios públicos y por otra la familia tradicional está desapareciendo. Este hueco, en lugar de ocuparlo las empresas, a pesar de que cada vez hay más, se cubre, en su mayoría por mujeres inmigrantes.
P. La muerte de miles de mayores este verano en Francia ¿se puede entender como un maltrato por una atención negligente?
R. Por lo menos es una llamada de atención para reflexionar sobre las atenciones que reciben los ancianos en estas sociedades. Es una lástima que tengan que morir para tomar conciencia de estas situaciones.
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