La mirada femenina

Odile Ruiz nació en Alemania, en Seesen-Harz. Se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de Málaga y, desde muy joven, comenzó a crear. En 1987 participó en su primera muestra colectiva bajo el epígrafe de arte andaluz de vanguardia. En estos días una de sus últimas obras, Omphalos, se exhibe en la Sala Alameda de la Diputación. Odile ha sido una de las finalistas en el quinto certamen Arte de mujeres organizado por el Instituto Andaluz de la Mujer.

La artista y una colaboradora estuvieron durante todo el verano de 2002 fotografiando ombligos. Más de 100 modelos posaron delante de su objetivo. "El ombligo es la cicatriz del nacimiento, lo que nos recuerda nuestra humanidad. También es una de las partes que nos diferencia de los demás", explica Odile. "Yo he querido plantearme los efectos de la globalización, algo que parece conducirnos a una homogeneización. Pienso que hay que reforzar las diferencias basándose en el respeto", añade la artista.

También la fotografía ha sido el soporte elegido por Mónica López, jiennense de nacimiento, pero afincada en Málaga desde hace cuatro años, y María Carmen Pérez, natural del municipio malagueño de Canillas de Albaida. Esta última tiene tan sólo 24 años y estudia 4º de Publicidad y Relaciones Públicas en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga. "Mi profesora de fotografía me animó a que me presentara al certamen y el hecho de llegar hasta aquí sin esperarlo ya es un buen paso", opina María Carmen. Su obra se titula El paso del tiempo. "Quería ver cómo vamos evolucionando, retratar los cambios estéticos que sufre cada uno con los años", explica la artista. Para ello entró en los domicilios de sus vecinos y los sentó junto a las instantáneas de su juventud.

"Nunca me había presentado a este certamen porque siempre se me pasaba la fecha. Este año he estado muy pendiente y, ya ves, estoy muy contenta porque me han seleccionado para la exposición", afirma Mónica López. Su instalación de fotografía se titula Espacios-inhabitados. "He querido mostrar vacíos lugares que normalmente están llenos de gente, playas, estaciones de autobuses, bloques de pisos.... Es una cuestión meramente estética", añade Mónica López.

María Caro nació en Linares. Ha vivido en Granada y acaba de afincarse en Málaga. Su obra, Tinta sobre tela, forma parte de una serie titulada Ninguna parte. "Mi evolución artística es una serie que se basa siempre en los mismos temas. En el espacio arquitectónico, interior y exterior, y el subjetivo", comenta María Caro. "Con los mínimos materiales y formas pretendo llegar al máximo, a que el espectador tenga una experiencia íntima con la obra", añade.

La artista más arriesgada de todas, la que ha transgredido los límites entre la pieza creativa y la realidad ha sido Berta Orellana. Esta joven gaditana ha presentado una "obra humana", una performance titulada Hombre con vídeo-casco. "Poner en la sala una persona viva significa para mí romper con el concepto de arte, con la relación entre el público y la obra, romper con lo tradicional", cuenta Berta. "De hecho, en la inauguración, la gente no sabía si hablarle o no, no sabían qué hacer, cómo reaccionar", añade.

Estas cinco artistas han llevado sus particulares miradas subjetivas a sus elementos de creación. Miradas que pueden tener o no que ver con una cuestión de género. Un mosaico que tan sólo ha sido agrupado por un certamen que pretende dar mayor espacio a las creadoras que históricamente han tenido el terreno vetado en muchas ocasiones. "Me parece muy interesante este tipo de exposiciones para que se establezca un discurso y no para que se quede en una mera muestra de mujeres que hacen arte. Es un espacio donde podemos tener voz propia", dice Odile.

Al certamen se han presentado 417 artistas y el premio es una bolsa de compra de 12.100 euros. La exposición, que es itinerante, se podrá ver en Málaga hasta el 13 de octubre.