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Un ceutí se sienta en el banquillo en Rabat con otros 33 supuestos terroristas islámicos

El fiscal pide 12 penas de muerte en el macrojuicio por los atentados de Casablanca

Se le reconoce fácilmente entre los acusados sentados en el banquillo. Es uno de los pocos que no lleva barba y viste además una camiseta del Real Madrid. El juicio de Abdelaziz Ichu, un joven con nacionalidad española, concluyó ayer junto con el de otros 33 inculpados por terrorismo por estar indirectamente involucrados en los atentados de mayo en Casablanca, en los que hubo 45 muertos.

El fiscal pidió 12 penas de muerte para los acusados, pero para Ichu y otros dos no recomendó ninguna condena, lo que puede suponer su absolución.

En su requisitoria ante el Tribunal de Apelación de Rabat el fiscal arremetió, principalmente, contra el francés Pierre Robert, apodado Abu Abderraman, de 31 años, que se convirtió al Islam hace 14 años y se instaló en Tánger, donde se casó con una marroquí.

Pierre Robert proyectaba una serie de atentados en Marruecos, empezando por la voladura de un casino, y en Francia.

Para la policía marroquí es, sobre todo, el eslabón entre los extremistas locales y la red de Al Qaeda. En los interrogatorios, el francés islamizado lo reconoció casi todo, pero ante el tribunal se retractó y acusó a la DST, el servicio secreto marroquí, de haberle torturado y violado para arrancarle la confesión. Afirmó haber infiltrado los movimientos islamistas por cuenta del espionaje francés, lo que fue desmentido por París.

Sin pronunciarse sobre este caso, Patrick Baudoin, presidente de la Federación Internacional de Derechos Humanos, afirmaba tras visitar Marruecos: "La tortura y los malos tratos son una práctica corriente. La instrucción es apresurada y se basa, ante todo, en las declaraciones hechas a la policía que son firmadas bajo presión sin poder ser leídas por los acusados".

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Para desgracia de Abdelaziz Ichu, Pierre Robert franqueó hace 18 meses la puerta del garaje que regentaba en Ceuta, según relata Mohamed Saou, el abogado del español. Younes, un conocido de Ichu, le había llamado de antemano para anunciarle la llegada del francés a bordo de un viejo Mercedes con matrícula francesa. Allí se quedó el coche hasta que Younes se lo llevó. En total, según la declaración del garajista, Robert dejó allí cuatro vehículos que siempre recogió la misma persona.

¿Hubo algo más entre el español ceutí y el francés musulmán? "Mi cliente afirma que Robert le visitó un día de Ramadán cuando estaba a punto de romper el ayuno y le invitó entonces a compartir el fitur, la comida que se toma al caer la noche, con sus padres", añade el letrado.

En otra ocasión el francés le preguntó si en la frontera se traficaba con armas y si le podía ayudar a adquirirlas. El garajista se negó a ello.

Tres semanas después de los atentados de Casablanca, Ichu estaba en una casa familiar, en Alcázar Seguir, del otro lado de la frontera, cuando la policía marroquí le detuvo. Aunque Ichu lo ignoraba, aquellos coches eran robados y se les puso una matrícula falsa marroquí.El juez instructor no tardaría en acusar al garajista de "asociación de malhechores con el propósito de preparar y cometer actos terroristas".

"No es islamista"

"Siempre dije que no tenía que haberse sentado nunca en el banquillo", repite satisfecho el letrado Saou al conocer que el fiscal no solicita ninguna condena para su cliente. "Este chico ni siquiera hace siempre su oración". "No es islamista, no tiene nada que ver con los demás acusados". "Prueba de que no tiene nada que reprocharse es que cruzó la frontera marroquí después de los atentados".

Durante los tres meses en los que Ichu ha estado en prisión preventiva, el Ministerio de Justicia marroquí no ha comunicado al Consulado de España en Rabat que tenía la nacionalidad española ni éste se ha ofrecido a brindar al reo la protección consular debida a los ciudadanos españoles. Al ser de origen marroquí, aunque no tenga formalmente esa nacionalidad, Rabat se resiste a considerarlo como extranjero.

No es éste el único malentendido bilateral. En cada una de las declaraciones que hace, Mohamed Buzubaa, el ministro de Justicia, insiste en que, desde mayo, ha solicitado a España cuatro extradiciones de presuntos terroristas marroquíes. Las autoridades españolas sólo tienen constancia de dos, la de Rachid Temsamani, detenido en Vitoria, y la de Abelaziz Benyaich, capturado en Algeciras.

El juicio que concluyó ayer en Rabat -sólo falta ahora la sentencia- es uno de tantos de los que se celebran en Marruecos donde, desde mayo, miles de sospechosos han sido detenidos y 906 llevados ante el juez de instrucción.

Hasta ahora los tribunales han pronunciado 14 penas de muerte, 10 de ellas de islamistas procesados antes de los atentados, pero podría haber otras muchas cuando, por ejemplo, sean juzgados los imames radicales descritos como los padres intelectuales de los terroristas.

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