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Los escolares hijos de inmigrantes sufren segregación social en Holanda

Una investigación realizada en Amsterdam afirma que el problema es "irresoluble"

Isabel Ferrer

Lo que se proponía como un estudio singular sobre la situación de la población estudiantil inmigrante en la capital holandesa, patrocinado por el Ayuntamiento de Amsterdam, ha destapado una dura realidad. Según un informe oficial, la segregación étnica y social de los alumnos de primaria es absoluta en la ciudad e "imposible ya de resolver". El problema es extrapolable a la secundaria y también a las otras tres grandes urbes del país, La Haya, Rotterdam y Utrecht, donde se concentra la mayor parte de las minorías llegadas a Holanda, sobre todo turcos y marroquíes. Repartidos en escuelas blancas y negras, según el apodo popular adoptado por el Gobierno, los niños de unas y otras viven en un mundo desigual donde el origen de los padres marca la educación de los hijos.

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Elaborado por el Instituto Kohnstamm, el estudio emplea un lenguaje sin dobleces para señalar que la mayoría de los alumnos de primaria y secundaria de Amsterdam son hoy hijos de inmigrantes. Si a los de primaria se les pudiera repartir de forma equitativa en los 201 centros de primer ciclo de la ciudad, seguirían superando en número a los niños holandeses autóctonos. En 127 escuelas, las minorías étnicas suman más de un 50%. Dentro de este grupo, 54 tienen sólo niños de otras nacionalidades. Los menores blancos ocupan unos 30 colegios, mientras que algo más de 40 tienen una hoja de matriculación más equilibrada. Los analistas recuerdan que, como era de esperar, las escuelas negras están en barrios deprimidos y las blancas en zonas más selectas. Pero añaden un dato inesperado: la segregación es tanto racial como social y nadie escapa a ella. Incluso los centros considerados blanquísimos efectúan en la secundaria -cuando ya no hay que ir al del barrio, sino que puede elegirse- una criba en función de los estudios de los progenitores. De este modo evitan a los niños procedentes de clases trabajadoras.

"En los años ochenta se hacía hincapié en el fracaso escolar de los alumnos inmigrantes. Ahora el principal problema es la repercusión social de la segregación. Hay que poner en contacto a los grupos étnicos con la población autóctona de la que están separados. En especial, en ciudades tan multiculturales como Amsterdam", señalan los autores del informe. También subrayan que la segregación de la primaria empieza incluso antes, en los parvularios abiertos por el Consistorio en barrios de mayoría inmigrante. Allí no hay niños holandeses y abocan a las escuelas negras.

El estudio desecha la idea de imponer cuotas de alumnos inmigrantes para equilibrar la situación. Los directores no están dispuestos a ser coaccionados y la Constitución holandesa consagra el principio de la libertad de educación. La secundaria es un reflejo claro de ello. Dividida a grandes rasgos en colegios de formación profesional, politécnicos y de preuniversitario, estos últimos reciben menos subvenciones que los negros y lo compensan de modo diverso. Pueden, por ejemplo, imponer el pago de una matrícula de unos 500 euros mensuales y evitar así a las minorías étnicas sin dar la sensación de que discriminan. El hecho de que muchos acepten sólo a hijos de padres con estudios superiores, destacado por el informe, tiene también que ver con las aspiraciones de las familias. A la hora de elegir, los progenitores autóctonos quieren asegurar el acceso a la universidad de su prole.

En la situación actual, el lugar escogido será blanco y con un claustro de profesores entusiasta. Todo lo contrario de sus colegas en negro, que suman la mayor proporción nacional de bajas por enfermedad o abandono.

¿Qué soluciones se proponen para compensar la segregación escolar? El instituto Kohnstamm aboga por mejorar los sueldos de todos los maestros para que acudan a las escuelas negras buenos profesionales. Los analistas políticos añaden que las leyes de inmigración deben dejarse de tolerancias mal entendidas que acaban por ignorar al inmigrante. Al contrario, hay que ayudarle a integrase con cursos cívicos y de lengua holandesa para evitar los guetos.

Un grupo de alumnos, en una escuela de primaria de Holanda con sus familiares.
Un grupo de alumnos, en una escuela de primaria de Holanda con sus familiares.AB HAKEBOOM

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