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Los centros consideran insuficiente el presupuesto para atender a los 45.000 escolares extranjeros

La UE alertó en 1998 de la"magnitud del problema" en España y en la Comunidad Valenciana

Los colegios valencianos se están viendo "desbordados" por la alta tasa de escolares extranjeros matriculados este curso, lo que "hace que confluyan en una misma aula hasta 20 nacionalidades diferentes". En paralelo, las subvenciones y los programas para atender a los 44.992 extranjeros escolarizados se revelan "insuficientes", según ponen de manifiesto los centros y los datos oficiales analizados por EL PAÍS. Esta realidad -lejos de ser nueva como ha afirmado la ministra- se consolidó entre 1996-2001, según revelan los informes de extranjería y natalidad del INE utilizados por el Ministerio de Educación en 2001, cuando emprendió la polémica reforma educativa que acaba de entrar en vigor sin medidas ni financiación concretas.

"Los últimos datos disponibles del conjunto de la Unión Europea muestran que en cinco años, en el periodo 1996-2001, el número de extranjeros legalmente establecidos en España se ha duplicado (pasando de 530.984 a 1.109.060). Más aún, el análisis comparativo entre los países de la UE permite afirmar que desde 1997 España es, con mucho, el país de mayor aumento de inmigrantes; incluso, -lo que es más llamativo- en términos absolutos está por encima de Reino Unido, lo que hace suponer que el proceso se haya intensificado entre 2000 y 2002". Así se recoge en el análisis de la situación de la Fundación Encuentro, elaborado mediante estadísticas, series e indicadores del informe de la Educación en España que el Ministerio de Educación publicó en 2001, justo antes de que el Gobierno de Aznar emprendiera en solitario la macrorreforma educativa que culminó en diciembre de 2002 con la aprobación de la controvertida Ley Orgánica de Calidad (LOCE). Esta norma se acaba de estrenar este curso con más de la mitad de los decretos por desarrollar, entre ellos lo que deberían de abordar a fondo la integración de la población infantil de inmigrantes escolarizados, que crece sin parar desde hace cinco años.

De hecho, en el exhaustivo informe del MEC, que analizaba la evolución de la matrícula de los alumnos extranjeros desde el curso 1994-95 al curso 2000-01, las estadísticas anuales de extranjería y de natalidad del Instituto Nacional de Estadística (INE) analizadas confirmaban que hace dos años "más del 8% de los nacidos en España ya eran hijos de madre extranjera". Es más, el INE afirmaba que "la curva del decrecimiento de la natalidad se había roto en 1998", año que tipifica como el de la "ruptura de la tendencia demográfica decreciente" y como el del inicio de "un incremento de la natalidad que alcanzó su clímax en 2001, siendo éste el valor más alto desde 1993". De manera que ese año los datos de avance del Movimiento Natural de Población de 2001 atribuían "el crecimiento de los nacimientos (cifra 45.003 provisional a principios de año) a la incorporación de mujeres extranjeras en edad fértil".

Estos parámetros no sólo contradicen las declaraciones de la ministra Pilar del Castillo -que califica este curso como el "primero" en que se produce este fenómeno de crecimiento de la natalidad y, en concreto, del de madres extranjeras- sino que revelan la falta de planificación del Gobierno central y, en concreto, de la Administración educativa para hacer frente a las directrices fijadas por la Convención Europea en 1997 sobre "la necesidad de que los Estados aborden la integración escolar y social de los inmigrantes".

Y se proponían una serie de "medidas relacionadas con el nivel de educación de la población inmigrantes, las fórmulas de instrucción suplementaria o diversos programas para adaptar y elevar las cualificaciones de los inmigrantes a las nacionales".

En la Comunidad Valenciana, este fenómeno no sólo era visible hace cinco años, sino que ya entonces esta comunidad figuraba como la avanzadilla de esa tendencia creciente y generalizada a nivel español. De hecho, en el Censo de Población y Viviendas de 2001, en su apartado específico de la Comunidad Valenciana, se afirma que "desde el año 2000, esta región que representa el 10% de la población española, acoge al 14,5% de la población extranjera de España". "Las razones de tal alta tasa de extranjería habría que buscarlas", puntualiza, "en una combinación de su situación geográfica con su modelo productivo", como ya venía advirtiendo el INE desde mediados de los ochenta. Todas estas previsiones, sin embargo, no han tenido su correlato inmediato en la planificación educativa valenciana para conseguir una integración de calidad.

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No obstante, la realidad cada vez más extendida en los colegios ubicados en las zonas donde el índice de inmigrantes se ha disparado en el último quinquenio -como es el caso de varias comarcas de Alicante y de Castellón- es que las subvenciones y los programas específicos se han visto desbordados por la densidad de alumnos extranjeros y la variedad de procedencias que conviven en un aula.

La coordinadora de Educación del Grupo Socialista en las Cortes, Ana Noguera, adelantó ayer que esta semana presentará una batería de iniciativas para exigir al Consell un plan de actuación inmediato que "ponga todos los medios necesarios al servicio de los colegios de Alicante, para facilitar la integración y normalización de estos estudiantes". Noguera denunció que "el 80% de los hijos de inmigrantes acuden a centros de titularidad públicos, mientras que a los centros privados sólo accede el 20%, debido a la permisividad de la Generalitat con las escuelas privadas y concertadas.

"Somos más y salimos a menos"

Son las once y cuarto de la mañana y los 210 alumnos de educación infantil del colegio público San Roque (Alicante) convierten un gimnasio cerrado en su zona de recreo. Allí corren, chillan y juegan, pero en pocos minutos la situación se torna insostenible por el estruendo de decenas de niños corriendo y expresándose en hasta 16 idiomas diferentes en un pequeño patio con mucho calor. "No tenemos otro sitio", comenta el director Pablo Guzmán, que negocia con el Ayuntamiento de Alicante el acondicionamiento de un pequeño solar, frente al centro, para instalar un patio. El curso pasado iban a correr a una plaza pública, la de Quijano, pero ahora ésta en obras y el centro carece de espacio físico para jugar. Otros dos patios pequeños los utilizan los alumnos de Primaria. "El Ayuntamiento dice que comienzan las obras esta semana [por la pasada], pero hoy es jueves y no han hecho nada", explica preocupado ante el temor de que la situación se agrave en octubre, cuando empiece el servicio de comedor escolar. "Con tres horas de comida y actividades, sin un patio al aire libre, ¿a ver qué hago con estos niños?", se pregunta.

Otro problema es la reducción de subvención para talleres de atención a la diversidad. El año pasado este colegio público consiguió una ayuda de 13.000 euros anuales, de los que sólo se abonaron 4.500 para realizar talleres y actividades extraescolares; sin embargo este año han sido sólo 6.600 euros los adjudicados por la Consejería de Educación. El motivo oficial aludido es que ha aumentado considerablemente el número de centros con derecho a ayudas: "Somos más y salimos a menos".

Esta explicación oficial contrasta, sin embargo, con la información preliminar de CC OO recabada sólo, por ejemplo, en la zona de Castellón, donde están los Centros de Atención Educativa Especial (CAES) -integrados por los colegios públicos Illa, Elcano y La Marina, que conforman un proyecto conjunto de zona- debido a la cantidad de inmigrantes escolarizados que tienen. Según explica Luis García Trapiello, de CC OO, el proyecto recae básicamente "sobre los hombros del profesorado", ya que "tres de los cuatro los programas -el Plan de Reducción del Absentismo, el de Acogida Familiar y el de Actividades Escolares para Alumnos de Compensatoria el presupuesto es exactamente de cero euros. Sólo se transfieren 1.800 para el Programa Educativo de Salud, clave por los distintos hábitos de higiene que tienen los niños, al proceder de culturas tan diversas".

De hecho, cualquier centro público con más de 30% de población inmigrante debería acogerse a estas ayudas, y a que este curso "son muchos los colegios que superan esta ratio". De hecho, en barrios de Valencia como Russafa o Patraix, la proporción es a la inversa: 7 de cada 10 alumnos son extranjeros. Y como insiste Guzmán: "Integrar consiste en respetar la cultura de los demás", y para ello "hacen faltan docentes y medios".

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