El calor y los precios
Los indicadores más relevantes de naturaleza coyuntural conocidos la semana pasada fueron el IPC de agosto (gráficos izquierdo y central) y el IPI de julio (gráfico derecho). En ambos casos, los datos no pueden calificarse de positivos. Por lo que respecta a los precios, la inflación aumentó por segundo mes consecutivo, en esta ocasión dos décimas porcentuales, hasta el 3%. Agosto es un mes en que generalmente no se producen variaciones significativas de precios, excepto en dos grandes grupos de productos, los alimentos sin elaborar y los servicios de turismo y hostelería. Por otra parte, los precios de estos bienes y servicios tienen un comportamiento, además de estacional, bastante volátil, lo que determina que al final la inflación suela variar de forma significativa en este mes. Así ha sido este año.
Los datos del IPC de agosto y del IPI de julio, conocidos esta semana, no pueden calificarse de positivos
Los precios de los alimentos no elaborados se orientaron de nuevo al alza a partir de mayo y han acentuado esta nueva tendencia en agosto, al pasar su tasa interanual del 5,5% al 6,5%. Ello explica una de las dos décimas de aumento de la inflación en este mes. Las amas y los amos de casa habrán notado los fuertes aumentos de las carnes (excepto el vacuno), frutas y legumbres. La causa principal parecen ser los fuertes calores, que han reducido la oferta. Vale, pero cabe hacer una reflexión: ¿por qué hay muchos productos cuyos precios se mueven rápidamente al alza cuando hay restricciones de oferta, pero no a la baja cuando sucede lo contrario? Esta asimetría hace pensar en potenciales manipulaciones de los precios en el proceso de comercialización, lo que debería llevar a las autoridades a analizar de cerca dicho proceso. Hace ya bastantes meses que nos dijeron que se había encargado un estudio al Tribunal de Defensa de la Competencia, pero de momento nada más se sabe.
También los precios del turismo y la hostelería han dado un fuerte salto en los dos últimos meses. Los culpables en esta ocasión no son tanto los hoteles, sino los alojamientos turísticos (apartamentos) y los paquetes turísticos adquiridos en las agencias de viajes. Aquí la causa no es la oferta, sino la fuerte demanda que permite aquello de hacer el agosto. En el fondo, ésta es la causa fundamental del elevado diferencial de inflación que mantenemos en los últimos años con la zona del euro y que nos está haciendo perder competitividad-precio.
El otro componente del IPC de naturaleza volátil, la energía, también se comportó negativamente, acusando la elevación del precio del petróleo y el nuevo retroceso del euro. Con todo ello, las perspectivas de inflación para final del año han empeorado, previéndose ahora que acabe ligeramente por encima del 3%.
Respecto a la actividad industrial, el dato de julio se situó en línea con las previsiones, es decir, fue flojo. La economía española mantiene una tendencia de ligera aceleración, pero de ello no se está aprovechando el sector industrial, cuyo crecimiento permanece plano y modesto (en torno al 1,5%) desde comienzos del año. Así lo ven los empresarios, pues las opiniones reflejadas en el Índice de Clima Industrial (ICI) de julio y agosto han sufrido un empeoramiento notable. Especialmente desfavorable ha sido la evolución de la cartera de pedidos del exterior. Por eso no es coherente el fuerte aumento de las exportaciones que muestran los datos recientes de Aduanas. Algún día nos aclararemos.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).
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