Barcelona, capital de la suciedad
Señores Joan Clos y Jordi Portabella, y señora Imma Mayol:
Nuevamente han conseguido formar equipo de gobierno en el Ayuntamiento de Barcelona. Un equipo reforzado de izquierdas, dicen ustedes. Y yo les pregunto, ¿es que las izquierdas, el civismo y la limpieza están peleados? Porque sí, Barcelona sigue siendo la gran capital europea, pero del incivismo y la suciedad. Reconozco que si Barcelona está tan sucia es porque los barceloneses la ensuciamos y eso, hablando groseramente, quiere decir que nos comportamos peor que los puercos. El resultado de la verbena de Sant Joan es un buen ejemplo de eso.
Pero, señores, ello no es ningún secreto ni justifica su ineficacia como políticos. Como representantes nuestros son responsables de la situación: si la solución pasa por triplicar o cuadruplicar los efectivos de los servicios de limpieza, cuadruplíquenlos; pagamos suficientes impuestos para ello. Si la solución pasa por fomentar programas sobre el civismo, pues háganlo. Si la solución pasa por legislar medidas punitivas, legislen. No esperen un nuevo mandato para encontrar soluciones al problema.
Cuando veo cómo está el centro de Barcelona, La Rambla, mi barrio, el Raval, toda Ciutat Vella, el parque de la Ciutadella, la Barceloneta, las playas, siento como mi corazón se encoge. También siento vergüenza de ser barcelonesa y de la imagen que nuestra ciudad ofrece a los visitantes. Y, claro, éstos, siguiendo nuestro ejemplo -a donde fueres, haz lo que vieres-, dejan las zonas turísticas hechas una pena.
Señores, ¿es que ustedes no viven aquí? ¿Es que no pasean por las calles de su ciudad? ¿En serio, no ven actos incívicos? Me río de la Barcelona del Fòrum 2004. Quizá mi actitud parecerá la de don Quijote peleándose con los molinos de viento, pero ya que no puedo hacer otra cosa, como mínimo no permaneceré callada.
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