Soldados de EE UU matan a ocho policías iraquíes que perseguían a unos sospechosos
El líder chií Abdel Aziz al Hakim pide la salida de todas las tropas extranjeras de Irak
"¡Somos policías, somos policías!", gritaron los agentes al verse atrapados en el fuego cruzado entre los presuntos criminales y los soldados. No sirvió de mucho. Era la una de la madrugada y en la oscuridad los militares difícilmente podían distinguirles. Además, la precariedad de medios de las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes hacía que uno de los vehículos en que viajaban los policías ni siquiera tuviera signos identificativos.
A falta de la versión norteamericana -las fuerzas de EE UU no habían hecho anoche comentario alguno sobre el incidente-, y de acuerdo con el relato de lo sucedido hecho por el comisario de policía de Faluya y diversos testigos entrevistados por televisiones árabes, todo empezó frente a la sede de la gobernación hacia la medianoche del jueves al viernes. Un BMW blanco abrió fuego contra el edificio y el responsable policial despachó en su persecución una unidad, con 15 hombres y dos vehículos. El BMW, que no tenía matrícula, correspondía con la descripción de uno de los utilizados por las bandas que asaltan viajeros en la autopista que une Bagdad con la frontera jordana.
Al llegar a un cruce, los agresores se saltaron el puesto de control militar estadounidense y los soldados abrieron fuego sin discernir entre el vehículo perseguido y sus perseguidores. La reacción parece comprensible en esas circunstancias. Además, la tarde anterior, un convoy norteamericano había sido atacado con granadas en las cercanías de Faluya.
Sin embargo, no está claro por qué el tiroteo se prolongó casi una hora, según policías heridos y empleados del vecino Hospital Jordano, que resultó alcanzado por los disparos. Uno de los soldados jordanos que vigilaban el centro médico resultó herido en el incidente y falleció más tarde. Los demás muertos, tanto los ocho agentes como los cuatro ocupantes del vehículo sospechoso, fueron trasladados a una base estadounidense próxima.
Durante la jornada se produjo algún enfrentamiento entre iraquíes y fuerzas de EE UU en Faluya, y los tanques norteamericanos penetraron hasta el centro de la ciudad. Al tiroteo en el puesto de control se sumó después otro en la vecina ciudad de Ramadi, también de mayoría suní, donde dos soldados estadounidenses murieron y siete resultaron heridos.
Frecuentes ataques
Faluya es un terreno especialmente delicado. Situada en el llamado triángulo suní, esta ciudad era en principio un feudo de simpatía hacia Sadam Husein. Sin embargo, los estadounidenses no encontraron resistencia cuando entraron en ella el pasado abril. Días más tarde, los soldados cometieron el error de disparar contra una manifestación pacífica y causaron 16 muertos. Desde entonces se convirtió en escenario de frecuentes ataques a las fuerzas norteamericanas. En un intento de rebajar la tensión, hace algunas semanas los militares dejaron de patrullar las calles y confiaron esa responsabilidad a la policía local. No obstante, mantenían puestos de control en las afueras.
Se trata de la segunda vez en tres días que el fuego amigo causa bajas entre la policía iraquí en Faluya. El pasado miércoles, un agente resultó muerto y otro herido cuando los soldados abrieron fuego de forma indiscriminada después de que estallara una bomba al paso de su convoy con el resultado de cuatro heridos. Estos incidentes, al ritmo de entre 12 y 20 al día, están envenenando las relaciones entre las fuerzas ocupantes y la población local. Pero mientras EE UU trata de atraer soldados de un mayor número de naciones a Irak, los iraquíes y sus líderes insisten en que se les devuelva el control de su país. "El atentado contra Mohamed Báquer al Hakim no nos ha hecho cambiar de idea y seguimos sin ver la necesidad de aumentar las tropas extranjeras", afirmó contundente ayer Abdel Aziz al Hakim, hermano del ayatolá asesinado hace dos semanas.
Abdel Aziz, que forma parte del Consejo de Gobierno y ha sustituido a su hermano al frente de la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak (ASRII), subrayó la necesidad de que se haga "responsables de la seguridad a los iraquíes". Al Hakim, que tachó de "errónea la política que las fuerzas de ocupación han seguido hasta ahora", aseguró, no obstante, que no desea enfrentarse y que sigue negociando una salida con la coalición.
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