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Una obra de Lorenzo Quinn, arrollada

Un conductor de Palma demasiado acelerado se estampó anteanoche, sin querer, contra la controvertida escultura Encuentros, de Lorenzo Quinn, una pieza que llevaba meses azotada por la polémica ciudadana en la que se cuestionaba tanto sus méritos como su ubicación ante el Baluarte de la Muralla, en el Paseo Marítimo. El accidentado, que hizo realidad una idea literaria lanzada por Maruja Torres, terminó con sus huesos rotos en la clínica y dañó muy seriamente la ocurrencia de Quinn hijo. El inconcreto monumento es un obsequio de la Fundación Turístico Cultural de Baleares -la entidad creada para financiar el regalo del nuevo yate Fortuna al Rey- y consiste en una mano de resina con pátina de imitación bronce, de más de cuatro metros de alto, atrapada en un globo terráqueo de 176 vidrios y pesa más de seis toneladas.

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