La Pasarela Gaudí aleja la explosión femenina del dramatismo del hombre

La moda que se lucirá el próximo verano presenta nuevos tintes. Los últimos desfiles de la Pasarela Gaudí lo confirmaron. Despuntaron las creaciones de moda femenina de Lydia Delgado, Victorio & Lucchino y Nuria Mora, junto a las propuestas masculinas de Josep Abril y el diseñador belga Dirk Schönberger. Dolores Cortés, con la nadadora Gemma Mengual a lomos de una Harley-Davidson, presentó sus propuestas de baño.

Najwa Nimri desfiló para Lydia Delgado con un vestido de cortes asimétricos inspirado en los bordados que lucen los mantones de Manila. La diseñadora bordó su estilo con una propuesta de prendas delicadas, tanto en vestidos de fiesta como en la ropa pensada para vestir a diario. Delgado representa a un tipo de mujer espiritual y romántica, no en vano tiene a la actriz Audrey Hepburn como constante referencia, y en esta ocasión presentó una colección de vestidos de talle alto, faldas mínimas bordadas con motivos florales sobre creps de seda, tules, organzas, algodones y lycra. Pero, a pesar del rigor que pone en su trabajo, a la diseñadora no le falta sentido del humor y estampa dibujos naïf sobre sus prendas básicas.

El genio andaluz de los diseñadores sevillanos Victorio & Lucchino salió de nuevo a la luz. La pareja no mostró una de sus mejores propuestas; sin embargo, la mezcla de colores, la composición de nuevos tejidos a partir de retales cosidos como volantes y la construcción de vestidos de inspiración rociera provocaron algunos de los aplausos más sonados. Como alternativa, presentan vestidos cortos drapeados al vientre, cuerpos encorsetados y camisas abiertas hasta el ombligo.

Otras dos opciones a tener en cuenta son las presentadas ayer por Marta Terán y Nekane le Frik, procedentes de ModaFad. Terán presentó una sencilla colección de ropa de calle realizada con tejidos con tratamiento de lavado con texturas arrugadas, parches, bolsillos y colgajos por doquier.Nekane destaca por su capacidad para combinar colores y estampados, construye prendas con mucho sentido del humor y emplea volantes a medio camino entre los tutús de bailarina y las ampulosas prendas rocieras. Nuria Mora presentó prendas desgarradas con acabados sin vivo, texturas arrugadas y una composición en conjunto abigarrada. Mora inspiró su trabajo en Paul Gauguin.

El diseño de moda masculina navega entre un inconformismo de salón y las convenciones de siempre. El belga Dirk Schönberger, que hace su segunda aparición en Gaudí, abrió los desfiles de la tarde con una colección que roza la tristeza y donde la sobriedad es sólo aparente, camuflando una construcción barroca en la que se dan cita la herencia del sportwear (loa al chándal) con varios terrenos de aplicación, la camisa en primer lugar, dándole protagonismo a través del relieve, efecto del que se abusa por doquier. Para Schönberger, conviven en rara armonía la capucha, los chubasqueros tecnológicos, el raso, los cuadros escoceses y la gama clara (blanco, beis, marfil, arena) que se remata con una serie negra, que fue lo mejor de su fría concepción.

Josep Abril, con una puesta en escena contundente, ligó con madurez el casual a una cierta aventura estética no exenta de dramatismo y de intenciones veristas, viajando del blanco al gris ratón fundido en una casi rabiosa destrucción de las prendas: rotos, sucios, descosidos, huellas de vida por las que el cliente debe pagar un precio si quiere llevar a su espalda un grafismo duro y contestatario.