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Pulso en Washington

Mientras en Buenos Aires tocaban madera y aguardaban una gestión de última hora de Estados Unidos, en la sede del FMI en Washington se desató un combate entre la Administración de George Bush, más favorable a Argentina, y varios países europeos que pretendían obtener condiciones más ventajosas para sus intereses. Ante las presiones y según un portavoz del organismo, el director del Fondo, Horst Köhler, ofreció a Argentina un acuerdo que contempla la promesa de reembolsarle cada pago varios meses después de su vencimiento y no una devolución inmediata, como había solicitado el país austral.

Una fuente diplomática con acceso al corazón de la disputa no dudó en señalar a Italia como la nación que más reclamó "un castigo" para Argentina, ya que este país no quiere garantizar un superávit fiscal que satisfaga a los acreedores particulares italianos. Alemania, por su parte, solicitó que el país suramericano "prometa mayor ahorro". España, que ha pedido una subida de las tarifas de los servicios públicos pensando en las empresas españolas allí presentes, aflojó en su dureza inicial y se mostró, según esas fuentes, "más neutral".

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