Tributos en danza

La Cámara baja del Congreso de Brasil ha aprobado esta semana la nueva ley de impuestos, impulsada por el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, en la primera vuelta de votaciones, otorgando al mandatario una victoria sobre los gobernadores estatales y los grupos empresariales, que buscaban retrasar esta medida.

La propuesta, que requiere una enmienda constitucional, se aprobó con 378 votos a favor y 53 en contra. El proyecto de ley, destinado a agilizar el sistema tributario y combatir la evasión de impuestos, pasa ahora a una segunda vuelta de votaciones tras cinco sesiones más. Si se aprueba, deberá ir al Senado.

Es posible que Lula siga teniendo dificultades a causa de las demandas de los gobernadores de los estados, que quieren obtener mayores ingresos, y de las empresas, que buscan reducciones impositivas, así como la simplificación del código tributario, que tiene más de 200 gravámenes diferentes, señala el analista Carlos Lopes de Santafe Ideais. Aunque Lula dice que los cambios impositivos ayudarán a atraer más inversiones en Brasil, algunos analistas opinan que el efecto podría ser el contrario.

Algunos analistas creen que la nueva ley impositiva no va a favorecer la inversión extranjera en la primera economía de Latinoamérica

"La reforma es positiva, pero no hace frente al problema de la pesada carga tributaria de Brasil, que ahuyenta la inversión extranjera e impide a los inversores locales volcar más dinero en el sector productivo", explica John Bowler, director regional de la firma Economist Intelligence Unit, de Londres. La carga tributaria brasileña ya ha alcanzado un máximo histórico del 36% del producto interior bruto (PIB), según datos de la agencia fiscal brasileña.

El Gobierno y las empresas están en desacuerdo sobre los efectos de esta ley fiscal. El ministro de Hacienda, Antonio Palocci, afirma que la ley es "neutral en cuanto al ingreso"' porque toda recaudación que se pierda al eliminar un impuesto se compensará debido a que habrá menos exenciones, menos evasión y mayores tasas para algunos gravámenes. Los dirigentes empresariales afirman que producirá el efecto opuesto.

"Existe el riesgo de que esta iniciativa legislativa dé por resultado aumentos en la cantidad de impuestos que pagan los brasileños", expresa en un comunicado la Confederación Nacional de la Industria, con sede en Brasilia.

Algunos analistas, entre ellos Gilberto Luiz do Amaral, presidente del Instituto de Planeamiento Impositivo, centro de estudios con sede en la ciudad sureña de Curitiba, dicen que el proyecto elevará la carga impositiva total del país al 40%, un extremo que niega Palocci.

La ley aprobada por la Cámara Baja permite a los estados compartir una cuarta parte de los ingresos anuales de un gravamen a los combustibles, y exime a los alimentos y medicamentos básicos de un impuesto estatal a bienes y servicios, cuyos 44 tributos diferentes se reducirán a sólo cinco. El proyecto de ley crea también un fondo para compensar a los estados por la pérdida de ingresos motivada por la eliminación de algunos impuestos a las exportaciones.

Gobernadores insatisfechos

Los legisladores siguen sin resolver una demanda de los gobernadores estatales relacionada con la renta anual de un impuesto sobre las transacciones bancarias. Los gobernadores quieren parte de la renta, que en 2002 sumó unos 6.500 millones de dólares, para aliviar la escasez de dinero en sus respectivas regiones.

Al mismo tiempo, los partidos de la oposición planean dificultar la discusión del proyecto de ley de pensiones de Lula en el Senado, para exigir más cambios en el proyecto de la ley impositiva, afirma el diario Folha de São Paulo. El actual código tributario, que incluye impuestos estatales, municipales y federales, tiene más de 200 tasas diferentes, calcula el analista Amaral. Un gravamen similar al IVA sobre bienes y servicios que se recauda en 27 estados cuenta con 44 tasas diferentes.