El 'bel canto' recupera un papel protagonista en la Quincena con Juan Diego Flórez
Al tenor Juan Diego Flórez (Lima, 1973), una de las grandes promesas del bel canto, siempre le gustó la música, pero acabó en la lírica casi por descarte. "Empecé a aprender composición, oboe, e incluso pensé en ser director de orquesta, pero enseguida me di cuenta de que no tenía mucho talento y de que lo que mejor hacía era cantar". Flórez, al que algunos definen como la voz de Rossini, ofrecerá hoy en el Kursaal un concierto de clásicos italianos y composiciones peruanas junto al pianista Vicenzo Scalera en la recta final de la Quincena Musical de San Sebastián.
"Es un programa representativo de lo que es mi repertorio operístico", resumió ayer durante la presentación del recital. En la primera parte, Flórez, hijo de un cantante de música peruana, abordará Misero o sogno o son desto, de Mozart; Mi rendi più contento è serbato de la obra I capuleti e I montecchi, de Vicenzo Bellini y L'Esule, de Morceaux rèservés, y Principe più non sei, de La Cenerentola, ambas de Rossini, su especialidad.
"Mozart también forma parte de mi repertorio, pero no he tenido ocasión de hacerlo en los escenarios", aseguró. "Es un poco difícil de aceptar si al mismo tiempo te ofrecen a Donizetti o Bellini, donde el tenor se luce mucho más". Su lectura es la siguiente: "Mozart da muchas satisfacciones al músico porque su música es excepcional, pero no tantas al cantante de ópera. Es un compositor de conjunto; casi siempre quien sale mejor parado de sus obras es el director de orquesta".
Trayectoria meteórica
La de Flórez -que en la segunda parte del concierto interpretará piezas de Gluck, Donizetti y canciones peruanas- es una trayectoria meteórica forjada a base de trabajo y un gran golpe de suerte. El tenor, que estudió en Filadelfia, estaba en el momento justo en el lugar adecuado cuando Bruce Ford canceló su actuación en Matilde di Shabran en el Festival de Pésaro (Italia) en 1996. "Yo tenía un pequeño papel en esa ópera", recuerda. No encontraban un sustituto y acabaron por confiar en él. "Hay muchos cantantes con buen oído que han triunfado sin saber leer música, pero es un instrumento más que te da muchas posibilidades. A mí me sirvió entonces para poder preparar el papel en tan poco tiempo. Si no, habría sido imposible", recuerda.
Su actuación le hizo famoso con tan sólo 23 años. Fue llamado a inaugurar la temporada de La Scala de Milán con Riccardo Muti y a partir de ahí su agenda se llenó de compromisos. Ha cantado bajo la dirección de Riccardo Chailly, ha protagonizado la Cenerentola y Otello de Rossini, en el Covent Garden; ha actuado en la Ópera de Viena y en el Metropolitan neoyorquino,... En 2000, recibió el premio de la crítica italiana al mejor cantante del año y, un año después, firmó un contrato en exclusiva con Decca.
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