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Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Viejas y nuevas aventuras de Astérix y Obélix

Uderzo publica un álbum con 14 historias breves, algunas rescatadas de sus tiempos con Gosciny.

Con regularidad parsimoniosa, Albert Uderzo sigue publicando nuevas aventuras de Astérix, ese galo bajito y bigotudo que, junto con su amigo gordinflón Obélix, el druida Panorámix y todos los habitantes de un pueblecito olvidado por los romanos, continúa resistiendo al afán uniformizador del imperio. Todo empezó en 1951, cuando el azar quiso que René Gosciny y Albert Uderzo se encontrasen en París. El dibujante había encontrado su guionista, aunque eso no se supo hasta 1959, cuando Astérix se convirtió en personaje de la revista Pilote. Ahora, Albert Uderzo publica 14 historias breves reunidas en un volumen de 56 páginas y titulado Astérix et la rentrée

gauloise.

"Se trata de una mayoría de historias inéditas", explica una responsable de las Editions Albert-René. "Algunas son recientes, obra en solitario de Uderzo, otras fueron hechas por los dos. En ciertos casos hemos recuperado planchas muy deterioradas o dibujos a los que por distintas razones se había renunciado. El caso más típico es el de una historieta en la que Astérix intervenía para llevar los Juegos Olímpicos a Lutecia. Era un encargo del Ayuntamiento de París destinado a contribuir a la candidatura de la ciudad ante el Comité Olímpico. Como Astérix no logró la victoria, los dibujos fueron aparcados. Ahora, restaurados, reaparecen".

Uderzo ha imaginado también cinco páginas protagonizadas por el gallo Chanteclárix, que posee dotes excepcionales y es un símbolo de la tradición francesa, o los apuros con que se encuentran Astérix y Obélix para lograr que todos los chavales vayan a clase el primer día de curso tras las vacaciones veraniegas. Como era de esperar, el ingenuo Obélix acaba sentado en los bancos de clase por su incapacidad de responder a las preguntas más sencillas. En otras aventuras, se refuerza la imagen de Astérix como símbolo de la lucha contra la mundialización, no en vano a un personaje como José Bové se le compara con Astérix.

"Otros detalles que van a descubrir los admiradores de las aventuras del pequeño galo son los relacionados con su infancia. Ahí están los papás de Astérix, y él aprendiendo a gatear", dicen en la editorial. O algunos episodios desechados en su momento por problemas de ritmo, "como el del cartero que reparte tablas de piedra con mensajes inscritos en ellas". Si el libro tiene una extensión algo superior a la habitual, "eso se debe a que las historias van precedidas de un prólogo que explica las circunstancias en que cada una de ellas fue creada".

Cada aparición de un nuevo álbum de Astérix es un acontecimiento editorial, no en vano sólo en Francia se venden tres millones de ejemplares de un título y en el resto de Europa el mercado ronda los ocho millones. Desde 1977, año del fallecimiento de Gosciny, Uderzo asume en solitario la creación de nuevas aventuras. La primera realizada en esa situación data de 1980. Los expertos le han criticado a veces el hecho de mantener con vida un personaje y un mundo creado a dos. Parece que los álbumes sólo Uderzo son algo más sistemáticos y previsibles que los imaginados a dúo, más inspirados e ingeniosos, pero el innegable talento de dibujante del hijo del italiano sigue bastando para dar vida a las páginas.

Albert Uderzo gestiona el negocio Astérix con mucha habilidad y cuidado. Recientemente, le ha negado a Gérard Jugnot el derecho a rodar una tercera aventura de Astérix en cine. "El guión no era respetuoso con el universo del personaje. Si las otras dos producciones de Claude Berri dirigidas por Claude Zidi y Alían Chabat, con Clavier y Depardieu como protagonistas, me parecen estupendas, en este caso Jugnot se alejaba demasiado del Astérix que todo el mundo conoce", dice Uderzo. Hay otra versión de los hechos, la que asegura que el dibujante no quiere que la salida de uno de sus libros y su explotación comercial sea eclipsada por un estreno cinematográfico.

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