Abeto

El pasado 27 de julio pude leer, en la sección de Madrid, la carta al director que le había remitido escasas fechas antes y que se titulaba Un abeto muerto. Me plugo poder leerla entera y recibí numerosas felicitaciones por su contenido. Y, obviamente, le agradezco la publicación.

Pero cuál no será mi asombro cuando el día 22 de agosto, hojeando la misma sección (supongo que una de las más leídas de la prensa en general), me encuentro de nuevo con la misma carta, Un abeto muerto, firmada por mí, naturalmente, aunque mutilada en las últimas líneas (lo que le hace perder ese remate final que es imprescindible en las piezas breves).

Entiendo que se trata de un error. Y no es que me moleste que me publiquen la carta dos veces, pero estos textos, repetidos, no tienen el menor encanto.

Sin embargo, como lector desde el inicio de EL PAÍS y agraciado con la publicación de algunas cartas en otras ocasiones, deseo aprovechar este "curioso incidente" para hacerle un ruego: ¡no me publique dos veces la misma carta, publíqueme la que le remití el día 1 de agosto titulada La complicada plaza de Felipe II!

No suelo escribir más que, como mucho, una vez al año, pero se me juntaron dos temas en una semana. Se la acompaño de nuevo por si no hubiese llegado a usted la primera vez. Es muy constructiva e interesante para los habitantes de la capital. No la he visto publicada en estos 20 días (salvo error, que se dice) y, como es buena, me preguntaba si la clave estaría en que no contiene ninguna injuria hacia el PP ni nadie de su entorno, sino alguna moderada lisonja hacia el señor Gallardón, nuestro alcalde.

Me encantaría equivocarme, pero a veces pienso que la clave para que EL PAÍS te publique las cartas es despotricar del aznar-systhem o al menos introducir un par de alusiones peyorativas sobre el mismo. Pero no todos los temas van por ahí... Hay otras cosas, otros argumentos, otros puntos de vista...

Gracias por la publicación inicial, queda disculpado por la repetición mutilada, y demos buenas ideas sobre la desventurada plaza de Felipe II, que la van a dejar hecha una pena.