Las funerarias de Francia cifran en 13.000 los muertos en la ola de calor
Si hoy el Instituto de Vigilancia Sanitaria debería entregar al ministro de Sanidad, Jean-François Mattei, las cifras del número de personas fallecidas durante el mes de agosto en Francia para poder compararlas con las de años anteriores, ayer las Pompas Fúnebres Generales, que tienen 976 agencias en todo el país y controlan el 25% de los entierros, insistieron en su estimación: 13.000 muertos suplementarios en agosto de 2003.
Tanto Mattei como el primer ministro Jean-Pierre Raffarin han intentado relativizar el número de víctimas. "Una canícula excepcional, sin duda, ha acelerado el fallecimiento de los más frágiles", dice Mattei, quien considera que habría que valorar también las cifras que puedan proporcionar septiembre y octubre para comprender mejor "el sentido profundo de la epidemia". El presidente de Cruz Roja, Marc Gentilini, amigo de Jacques Chirac, también ha dicho que "las cifras estarán muy por debajo de los 10.000 muertos".
La televisión pública, después de sondear los servicios funerarios de 177 ciudades, ha llegado a un resultado aún más siniestro: 18.000 muertos. Para el democristiano François Bayrou, lo que es "vergonzoso" es que el misterio "subsista en la época de Internet", cuando "Napoleón o la III República hubieran tenido los datos en tan sólo dos días".
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