De los mayas hasta hoy

Entre el tópico y la vanguardia, México ha visitado Vitoria durante este mes en un recorrido en el tiempo desde los mayas hasta la película de Alejandro González Iñárritu Amores perros (2000), y en el espacio desde Tijuana a Chiapas. No han faltado el tequila o los mariachis, acompañados por chamanes e indígenas, los murales de Rivera o los relatos orales del Popol Vuh. Las jornadas que desde el día 19 han presentado al país de la serpiente emplumada, nombre con el que se han presentado, se cierran hoy con la presencia del escritor y editor Sealtiel Alatriste, actual cónsul de México en Barcelona.

El Ayuntamiento de Vitoria tuvo la idea el año pasado de atender a los vecinos que se quedaban en la ciudad tras las fiestas de La Blanca con la presentación de una cultura exótica. Japón fue el primer país invitado y este año le ha tocado el turno a México. Integran el menú actos para todos los públicos: conferencias, con el periodista y escritor Manu Leguineche en cabeza del cartel; exposiciones, ciclos de cine, música y degustaciones gastronómicas.

La fórmula ha recibido el respaldo popular. La asistencia a la treintena de actos ha sido masiva, con el cartel de "no hay butacas" en la mayoría de las conferencias y proyecciones de cine. Y las degustaciones de comida mexicana y margaritas (el famoso cóctel a base de tequila) han sido más que un éxito.

Para muchos, el conocimiento de una cultura ajena empieza por el estómago, pero también hay quien aprecia otras aportaciones, como la exposición de fotografía La mirada interior, que se presenta en el Centro Cultural Montehermoso. Resume la aportación de fotógrafos de la comunidad de San Pablo Guelatao, en Oaxaca, que participaron en un taller dirigido por Mariana Rosenberg. Las imágenes reflejan el mundo donde nació Benito Juárez y por extensión expresan de la mirada de los mexicanos que no llegaron de Occidente.

Si la cultura indígena es aún hoy la gran desconocida,otras aportaciones mexicanas han logrado mayor trascendencia, como los murales de Orozco o Rivera, las aportaciones artísticas y vitales de Frida Kahlo o la música de sus tríos y mariachis. Las jornadas no se han olvidado de todo esto y han abierto un hueco a una de las formaciones musicales más célebre: el Trío Calaveras.

Esta muestra nostálgica es fruto de la pasión del alavés Saturnino Sáez de Ibarra por la formación mexicana. Su colección recoge las grabaciones y, sobre todo, cualquier noticia escrita sobre el trío (hay artículos de periódicos de toda América y España). Toda una exhaustiva documentación que recorre la vida y hazañas de una formación que crearon en 1937 Miguel Bermejo, Guillermo Bermejo y Raúl Prado y que se hizo famosa por su colaboración con Jorge Negrete.

La fortuna de un nombre como Trío Calaveras para un grupo musical es buena muestra de la presencia cotidiana de la muerte y el más allá en la vida de México. Así lo muestra La Ofrenda a los Muertos, título de la tercera exposición de las jornadas, también en el Palacio Villasuso, que recoge las tradiciones de ese día en recuerdo a los que se fueron.