Petición al consejero de Salud

Posiblemente la evolución de la enfermedad que padece mi hijo Carlos, pero sobre todo la falta de una adecuada atención sanitaria, han provocado un serio deterioro de su situación, que ya le ha provocado graves lesiones y le mantiene sometido a un alto riesgo real de perder la vida.

De nada ha servido que durante cerca de dos años haya estado denunciando las deficiencias del sistema sanitario público para dar respuesta a las necesidades sanitarias que precisa Carlos. De nada han servido los escritos de solicitud y reclamación dirigidos a los responsables hospitalarios, a la Delegación Provincial de Salud y al coordinador de Salud Mental del SAS.

Señor consejero, usted sabe que, como padre, tendré que hacer lo que sea necesario para evitar que la kafkiana organización sanitaria que tiene montada para los enfermos mentales y, en particular, para los enfermos neurológicos crónicos con trastornos de conducta, acabe con la vida de mi hijo.

Carlos se encuentra hospitalizado en la Unidad de Traumatología y, como en ocasiones anteriores, se le está atendiendo de las lesiones sufridas. Esto es algo que está estandarizado en nuestro sistema sanitario y, por tanto, podrá volver cada vez que lo requiera, y que no sea demasiado tarde... Pero el sistema no incluye una atención que permita afrontar el problema que causa estas lesiones y, por tanto, su vida seguirá dependiendo de que siga teniendo la suerte que le ha acompañado hasta ahora.

Evidentemente, no todos los neurólogos y psiquiatras están familiarizados con las patologías y sintomatologías que presenta Carlos, pero decir (como ha respondido usted al Defensor del Pueblo Andaluz y en el Parlamento de Andalucía) que "no podemos ir más allá de los conocimientos técnicos y científicos con los que cuentan los profesionales" es mentir y/o menospreciar a su propio personal.

En más de una ocasión he tenido que discutir y hacer reclamaciones por la falta de conocimiento, e incluso "mal hacer", de algunos especialistas, pero me resisto a creer que dentro del sistema sanitario público andaluz no haya profesionales capaces de abordar esa sintomatología que padece Carlos, que con la atención que recibe actualmente puede matarle en cualquier momento.

Señor consejero, ahora no se trata de ideas políticas, ni de priorización de actuaciones que sean más o menos rentables políticamente, se trata de la vida de mi hijo, un ciudadano con derecho a una medicina tanto reparadora como preventiva. No le estoy pidiendo ningún trato de favor para con Carlos, sólo pido que como con cualquier ciudadano en peligro de muerte, se dispongan los medios necesarios para tratar de evitar este fin y, por tanto, tengo que decirle: ¡Cumpla con su deber! y ¡hágalo ya!, porque si "llegamos tarde", como dice su neurólogo, tendrá que responder por ello.