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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Terror en Bombay

Dos taxis bomba se cobraron ayer cerca de 50 vidas, hiriendo a más de un centenar de personas, en Bombay, el corazón financiero de la India, uno de sus puntos turísticos de entrada al país y la segunda ciudad más poblada del mundo. Aunque se desconoce la autoría de este atroz doble atentado, todo apunta a fanáticos islamistas, en un país de predominio hindú, pero que también cuenta con casi tantos musulmanes como su rival Pakistán, y, por ello, tiene un interés especial en evitar que las tensiones degeneren en violencia. El Gobierno del país vecino se apresuró a calificar de "actos terroristas" los atentados, que llegan en un momento de relativa mejoría en las relaciones, críticas desde el atentado de diciembre de 2001 contra el Parlamento indio, que situó a ambas potencias nucleares al borde de la guerra.

Es de esperar que los terroristas -pertenecientes a un "grupo radical panislamista", según el jefe de la policía local- no logren sus propósitos de tensar aún más la cuerda del enfrentamiento religioso en India y entre este país y Pakistán. Pero los problemas y sus causas persisten, a comenzar por Cachemira, el único Estado indio de mayoría musulmana, donde la violencia sectaria sigue cobrándose víctimas casi a diario. Ayer mismo, tres hindúes de una misma familia eran degollados por lo que se sospecha que eran grupos islamistas armados, y tres soldados y otros tantos militantes morían en diversos enfrentamientos.

Bombay ha sido escenario de numerosas acciones terroristas, algunas de suma violencia, aunque no llegaran al nivel de ayer, el atentado más cruento desde 1993, cuando fallecieron 260 personas. Lo ocurrido es un golpe a la capital financiera y comercial de un país con una economía boyante, aunque lastrada por un crecimiento demográfico excesivo. El mercado de metales preciosos de la ciudad, próximo al templo hindú de Mumbaidevi, fue plenamente alcanzado, así como la Puerta de la India, un emblemático monumento que data de la dominación británica. Una vez más, se recurre al asesinato indiscriminado. Pero la evolución de los grupos terroristas en el mundo islámico y de la situación en Afganistán no tienden a aminorar esta violencia, sino, por desgracia, a impulsarla.

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