El misterio de Manolo
El lanzador de peso leonés está peor que en 2002, pero no se sabe lo que guarda para la final
Un cierto misterio acompaña a Manolo Martínez en las vísperas de la final del lanzamiento de peso, que se disputará hoy. "¿Cómo estás, Manolo?", le preguntan una y otra vez los periodistas. "Bien, muy bien", contesta con una sonrisa el atleta de León. Parece relajado y con la confianza habitual, sin ningún signo de tensión por los resultados de esta temporada, peores sin duda que los de la anterior. Es cierto que ha ganado la mayoría de las pruebas que ha disputado, pero tan sólo en una ocasión ha rebasado los 21 metros, la frontera que generalmente marca la divisoria de las medallas en un gran campeonato.
Con menos de 21 metros Manolo Martínez no podrá subir al cajón, pero es difícil saber lo que guarda el lanzador español para la final de hoy. Hace un año era el líder europeo, el favorito indiscutible para ganar en los Campeonatos de Europa. Sin embargo, no lo consiguió. No logró ninguna de las medallas. Fue tan sorprendente su derrota que quizás aquel acontecimiento pese todavía sobre su cabeza. Y no para mal, precisamente.
Hay más impresiones que datos. Sus tiros no han ido demasiado largos, pero han resultado suficientes para ganar
Ha desaparecido un poco. Vigila lo que ocurre y sabe de las dificultades, pero no se aparta del grupo de favoritos
Si Manolo Martínez está en peor estado de forma que el pasado año se sabrá hoy. Si se ha tapado para no aguantar tres meses de presión también se conocerá esta tarde, en el Stade de France. Hay más impresiones que datos. Sus tiros no han sido demasiados largos, pero han resultado suficientes para ganar, excepto en la reunión de Londres, en la que fue superado por el gigantesco Carl Myerscough, un lanzador que comete errores de bulto junto a algún tiro espectacular. La pista más interesante de Manolo Martínez remite a marzo, a Birmingham, a los Campeonatos del Mundo en pista cubierta. Siempre se ha dicho que el atleta español ha funcionado mejor en la temporada de invierno, pero este año no lo parecía. Llegó a Birmingham con unas marcas muy inferiores a las habituales. Durante dos o tres semanas incluso tuvo dificultades para alcanzar los 20 metros, una distancia que conseguía en sus primeros tiempos de lanzador.
El problema residía en las consecuencias de una intoxicación que le debilitó extraordinariamente. Sin embargo, su actuación en esos Mundiales ingleses de pista cubierta fue formidable. Ganó con autoridad y con su mejor marca del año. Luego, regresó a León, persiguió un puesto de concejal en las listas del Partido Popular, que consiguió, y comenzó la temporada de verano.
Carlos Burón, el entrenador que dirige los pasos del campeón español, también cree que Manolo Martínez atraviesa un buen estado de forma. Lo dicen los entrenamientos y las sensaciones que transmiten. Tampoco ha habido lesiones. No hay nada que aparentemente distraiga al lanzador. Pero las grandes marcas no han llegado.
"Al principio, decíamos que todavía había suficientes oportunidades. Luego, llegaron las competiciones y las marcas no mejoraban. Ahora estamos en París y no sabemos cuál es la verdadera realidad", dice Burón. Hay un punto de preocupación en su comentario, pero tampoco revela demasiada inquietud. Son casi 16 años junto a Manolo Martínez como para entrar en dudas.
Los datos de los entrenamientos indican que está listo para lanzar por encima de los 21 metros o llegar a los 21,50, una distancia que probablemente le subiría al podio. Pero hasta ahora no ha trasladado a las competiciones los registros que apunta en los entrenamientos. ¿Se estará tapando?
Manolo Martínez es un hombre que aprende rápido de la experiencia. Hace un año, poco antes de los Campeonatos de Europa de Múnich, había alcanzado lo más parecido a la excelencia. Era consistente y tiraba lejos. Por eso vivió con una frustración enorme su derrota. El atleta del año no consiguió una medalla en el momento mágico del atletismo español, cuando llovían éxitos para todos.
Sin duda que ha meditado sobre lo que sucedió y las consecuencias que tuvo. Posiblemente se siente más tranquilo en la posición actual, en la que figura entre los aspirantes al podio, pero sin demasiada seguridad.
La sensación es que el ucranio Belonog es superior, que el británico Myerscough se guarda siempre un tiro muy largo, que los estadounidenses Kevin Toth, John Godina y Adam Nelson son la mayoría de las veces una garantía en las grandes competiciones.
Manolo Martínez ha desaparecido un poco. Vigila lo que ocurre y sabe de las dificultades que le esperan en París, pero no se aparta del grupo de favoritos. "También cuento yo", declaró ayer cuando se le preguntó por la prueba.
Lo dijo con otra sonrisa. Estaba relajado. Manolo Martínez es así. Nunca cae en los tremendismos ni se agita demasiado por las victorias o por las derrotas.
Acude a estos Mundiales sin ninguna medalla en los grandes campeonatos de verano, pero esta circunstancia no le tiene alterado. Sabe que sólo tiene que reproducir lo que habitualmente consigue en los entrenamientos. Si lo logra, sus probabilidades de atrapar una medalla son altísimas. Si los entrenamientos no indican nada, Manolo Martínez se encontrará ante una muy mala tarde.
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