Laporta convence a los socios
La asamblea del Barça aprueba todas las cuentas y accede a que el equipo lleve publicidad
"Me atrevo a rogaros que nos déis vuestra confianza", imploró Joan Laporta, el presidente del Barcelona, en su discurso inicial ante los compromisarios del club. La súplica fue innecesaria. Laporta arrasó en las elecciones de junio y la asamblea le dio ayer otro respaldo masivo. La junta aprobó sin suspense la liquidación de las cuentas del último ejercicio de Joan Gaspart -un déficit de explotación ordinario de 71,3 millones de euros y unas pérdidas globales de 164 millones- pese a la existencia de una corriente que quería paralizar la votación para exigir responsabilidades a la anterior junta. Fue sólo un anticipo, porque los socios aceptaron casi por unanimidad dar un paso considerado no hace tanto un sacrilegio: insertar publicidad en la camiseta a partir de la próxima temporada para aliviar la desastrosa situación del club, que arrastra una deuda exigible de 169,7 millones.
Las cartulinas verdes se alzaron tres veces en la cancha del Palau Blaugrana, frente al escenario en el que se situó la junta, que se estrenó a lo grande. Los 596 compromisarios aceptaron primero por 429 votos a favor, 67 en contra y 12 abstenciones liquidar las cuentas de Gaspart. El punto era crucial porque, de haber sido rechazado, suponía dejar al club en el limbo. "Tenemos que saber donde estamos. Nuestra primera obligación es que el club funcione", proclamó Laporta. Tenía ante sí a un grupo de socios cuyo poder se magnificó: un colectivo, encabezado por Francesc Gordo, se ha querellado contra Gaspart al considerar que maquilló su último balance con una partida de 6,7 millones por la venta de un solar de la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. Ese grupo, que considera que, en realidad, la operación es una permuta, quería paralizar la votación para que las pérdidas las asuma de forma mancomunada la anterior directiva. Pero pocos le siguieron. No contaba con el supuesto apoyo de 250 compromisarios como decía porque apenas hubo 70 votos a favor de su tesis. Pesó más la necesidad de que el club no se enmarañe más.
Laporta convenció a casi todos con su declaración de intenciones: aseguró que aprobar la liquidación no supone en ningún caso dejar de pedir responsabilidades penales contra sus antecesores si sus asesores jurídicos lo aconsejan. "Seremos inflexibles", dijo mil veces.
El presidente manejó con relativa comodidad ese frente, pero lo pasó bastante peor en otro: sufrió numerosas críticas e incluso abucheos de jubilados, muy molestos por las subidas de los abonos, una de las medidas tomadas para paliar el déficit. "¡No acepto la subida del 40%!", gritó Pilar Puig, la socia número 347. "Tenemos todos el mismo corazón culé, pero no todos el mismo bolsillo", apostilló otro, consciente de que la junta no necesitaba llevar el asunto a la votación porque sólo lo precisa si aumenta el precio del carnet y no el del asiento. Tras precisar que el incremento oscila entre el 20% y el 40%, Laporta rechazó cualquier sugerencia. "Comprendo su disgusto, pero debemos hacer todos un esfuerzo. La forma de compensar es recurrir al asiento libre", dijo en alusión a vender la localidad para los encuentros.
La inserción de la publicidad en la camiseta se aprobó con 450 votos a favor, 32 en contra y 9 abstenciones y el nuevo presupuesto, de 162,7 millones de euros, por 386 votos a favor, ocho en contra y dos en blanco. La publicidad en la camiseta a partir de esta temporada -falta formalizar el contrato porque el club baraja diferentes ofertas- forma parte del plan de incremento de ingresos, estimado en 40 millones, el 33% más respecto al ejercicio anterior. Las partidas que deben reforzar la entrada de dinero, además de ampliar la línea de crédito de 60 a 100 millones, son la renegociación de los derechos de televisión (7,2 millones); la subida de los abonos (8,5); la renovación de los contratos de patrocinio con las marcas que ya se anuncian en el Barça (3,5); los contratos de telefonía móvil para que los goles del equipo aparezcan en las pantallas de los usuarios en cualquier punto del planeta (2,5) y los beneficios derivados de la nueva política de comercialización de las entradas (2,5).
Laporta tuvo incluso que frenar el ímpetu de la asamblea de ganarle por la izquierda. Tres socios pidieron que Gaspart fuera declarado persona non grata y se le prohibiera la entrada en el Camp Nou. "Tomo nota, pero es mejor reflexionar y hacer un ejercicio de generosidad. Bastante castigo es ya el rechazo social que sufren algunas personas. Eso no quita que yo seré inflexible", concluyó el presidente, ovacionado, tras cinco horas de asamblea.
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