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Reportaje:CINE

Disney convierte el 'Destino' de Dalí en 'Pinturas vivas'

Tras 60 años rodeado de misterio, el cortometraje del artista catalán ve la luz de la mano de un nieto del dibujante.

Salvador Dalí y Walt Disney se conocieron en una fiesta en California en 1945. De aquel encuentro surgió un proyecto que en las últimas décadas se ha convertido casi en una leyenda del cine: el cortometraje de animación Destino. Diversos problemas, entre ellos la crisis económica que siguió al final de la II Guerra Mundial, impidieron que en su día la idea del cineasta y el pintor viera la luz. Casi sesenta años después, Roy Disney, nieto de Walt Disney y vicepresidente de la compañía del mismo nombre, ha desvelado el misterio de Destino. La cinta fue la sorpresa del Festival de Annecy (Francia), celebrado el pasado junio. Comenzó allí un periplo que la ha llevado por varios festivales de cine de todo el mundo. A falta de una confirmación definitiva, se prevé que el cortometraje sea presentado en algún festival de cine en España -probablemente en Sitges o San Sebastián-. Mientras tanto, como aperitivo, se puede ver un fragmento en www.elpais.es.

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Para llegar a los siete minutos que dura el cortometraje, ha sido necesaria una gran labor de recuperación y reconstrucción del original. En 1997, 17 segundos de la cinta fueron proyectados en el MoMA de Nueva York. Fue entonces cuando Roy Disney se propuso finalizar la cinta, embarcando en el proyecto a un equipo de 25 artistas y animadores franceses con Dominique Monfery al frente y a John Hench, de 90 años, que tomó parte en el nacimiento del cortometraje. Una vez reunido el equipo, en 2001, comenzó la producción de la cinta en los estudios de animación de Disney en París.

Destino cuenta la historia de amor de Dahlia y Chronos. Según el experto en animación John Canemaker, Dalí adaptó la técnica de escritura automática a la pintura, una forma de creación particularmente apropiada para la animación, ya que permite mezclar y ensamblar libremente imágenes salidas directamente del inconsciente. Al menos en apariencia, Destino parece seguir fielmente esta filosofía. Salpicado de símbolos dalinianos, el filme, en el que se mezclan bailarinas, jugadores de béisbol, hormigas convertidas en bicicletas, tortugas gigantes y la Torre de Babel, no sigue una trama lógica, y deja gran parte del argumento en manos de la imaginación del espectador. Según Baker Bloodworth, productor de la cinta, Dalí siempre decía: "Si lo entendéis, he fracasado". "Hay algo de verdad en ello", admite Bloodworth, que explica que han cortado fragmentos de manera que la historia sea inteligible. El resultado, según un responsable de Disney, es un cuento con "pinturas vivas" de Dalí.

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