Dos toros sin suerte
El primer toro se declaró no beligerante, pasando de capotes y caballos, a pesar de que se insistió en el castigo que tomó a regañadientes. Lo que no estaba escrito fue que Ponce decidió hacerle embestir y lo exprimió, sacándole lo que tenía y lo que no. Se cruzó y cargó la suerte con ambas manos, seguro de lo que hacía y haciéndolo con valor sereno. Una lección de saber y sabor, tal vez no apta para todos los públicos. El cuarto estaba lejos de ser un ejemplo de fiereza y, para más inri, blandeaba, se defendía y se convirtió en un marmolillo. No hubo manera.
El segundo se tiró al cuello del caballo, cabeceaba, escarbaba y se reservaba; el quinto, con menos trapío y más mansedumbre, llegó a la muleta con genio y sin claridad. Jesulín estuvo por encima de sus dos enemigos hasta que se hartó. Ferrera toreó de capa con exceso de voltios, quebró magníficamente y toreó con la izquierda: precisamente por donde mejor iba, toreó menos y el resultado vino de suyo. Lo de poner banderillas a toro pasado no es nuevo; en cambio, lo del salto es, cuando menos, estrambótico. Lo de dejarse comer el terreno por un toro, inexcusable. Los dos toros de Ferrera no tuvieron fortuna en el sorteo.
Zalduendo / Ponce, Jesulín, Ferrera
Toros de Zalduendo, desiguales de presentación, presuntamente mal afeitados y mansos excepto el 3º. El 6º sobrero de El Torero. Enrique Ponce: pinchazo y estocada contraria (ovación); estocada caída (aplausos). Jesulín de Ubrique: estocada trasera y descabello (ovación); estocada (aplausos). Antonio Ferrera: dos pinchazos, bajonazo (ovación); dos pinchazos y media (ovación). Plaza de la Malagueta, 19 de agosto, 10ª de abono. Menos de tres cuartos de entrada.
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