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Reportaje:

Vigilia permanente de una ciudad

Malagueños y turistas disfrutan hasta el próximo domingo de la fiesta grande de agosto

Un grupo de siete amigos han llegado a Málaga desde Madrid, Salamanca, Bilbao y Valladolid. Es la primera vez que visitan la capital y su feria. "Hemos venido porque un grupo de amigos ya estuvo por aquí. Se lo pasaron muy bien y nos lo recomendaron", dice Nuria Funes, una administrativa de 27 años que vive en Madrid. "Hay mucho ambiente. La feria de día está muy bien y también la de la noche", añade Nuria. "Aunque nos defraudaron un poco los fuegos artificiales del viernes. En otros lugares los hemos visto mejores", apostilla Santi Riesco, un periodista, también madrileño, de 32 años. "Nos gustó mucho la Romería y ofrenda a la Virgen de la Victoria. Y el Real es muy grande. También está muy bien el servicio de autobuses, aunque debería ser gratuito", comenta Santi. "La gente es muy abierta y muy maja. Algunas de nuestras amigas han ligado y todo", añade este madrileño.

A Nuria y a Sonia Conde, otra chica del grupo, les ha gustado mucho encontrar dos ambientes, el día y la noche. "Además el Cartojal (un vino típico) ha sido todo un descubrimiento", asegura Sonia. Estos amigos, que llegaron el pasado jueves para vivir a tope la semana grande de agosto, se marchan hoy con la firme intención de repetir el año que viene.

Dentro de la plaza de toros comienza el concurso de enganches y varios chicos, con botellines de licores colgados en la cintura como si fuesen cartuchos de caza, venden cubatas a cuatro euros. En el Cortijo de Torres se combinan los verdiales con las canciones de Diego Torres, que suenan en el auditorio municipal, y los temas de Modestia Aparte y Seguridad Social, que actúan en la Caseta de la Juventud. La canción del verano, los ritmos electrónicos y los sonidos de moda hacen bailar a miles de jóvenes. La rumba, las sevillanas y los pasodobles, a cientos de adultos que llenan las 175 casetas dispuestas en el recinto. Una de ellas es la de la peña Los Rosales, que vive una noche especial. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y diversos concejales cenan frente al escenario para homenajear a un malagueño ilustre, el humorista Justo Gómez. Concepción Gómez, una ama de casa malagueña de 64 años presencia las actuaciones. "Me gusta la feria porque esto es muy entretenido. Hay mucho ambiente", comenta. "Todo está muy bonito, muy bien adornado. Nos gusta dar un paseo, venir a la caseta de la peña, donde encontramos a vecinos y amigos, y luego, ya con la fresquita, tomar chocolate con churros", añade Concepción. Pepi Zambrana es su cuñada y no ha parado de bailar en lo que llevan de noche. "No me puedo quedar quieta. Bailo de todo", afirma Pepi. "La verdad es que me gusta mucho la feria, aunque no puedo venir todos los días. Eso sí, cuando estamos de fiesta disfrutamos hasta que se acaba", añade.

A las dos de la madrugada, un nutrido grupo se agolpa frente a la tómbola El Terremoto, una de las veteranas de las fiestas de Málaga. José Antonio Monterubio alienta la participación desde su micrófono. "¡Que toca premiooo!". Los afortunados presentan su papeleta y eligen entre una mini cadena o un DVD. "Soy de Valencia. Esto de la tómbola me viene de mi padre. Llevo toda una vida dedicado a este negocio", recuerda José Antonio. Con este año ya son 22 en la feria de la capital malagueña. "Hacemos las fiestas de toda Andalucía y de media España. Siempre viajando, no nos da tiempo a divertirnos, solo a trabajar y a dormir un poquito", añade el valenciano, que abre su puesto a las siete de la tarde y no lo cierra hasta las seis de la mañana.

Sobre las tres de la mañana, unos jóvenes extranjeros beben junto a la zona joven. Carlo Carcano es italiano. Tiene 22 años y ha hecho un curso de español durante las últimas tres semanas. Ahora está de vacaciones y vive la feria de manera intensa. Día y noche. "Me gusta mucho la feria, es muy buena. Para los turistas, la feria es algo que no conocíamos. La fiesta de la noche se puede parecer a algunas que se celebran en el sur de Italia, pero nunca habíamos visto algo parecido a la de día", explica en un solvente español. Junto a él se ríe Nathalien Zorzik, una alemana de la misma edad. "Me gusta esto porque puedo beber mucho y bailar tanto como sea posible. Es genial", afirma. Aún quedan tres ó cuatro horas para que las casetas comiencen a cerrar. Málaga no duerme.

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