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Los técnicos ignoran la causa del fallo tres días después del apagón

Las pérdidas por el corte de luz en Nueva York se estiman en 1.000 millones de dólares

Enric González

El origen del gran apagón del jueves parece localizado en una línea de alta tensión de Ohio. Pero sigue sin saberse la causa. "Llegaremos al fondo del asunto, el Gobierno dará la máxima prioridad a la investigación de las causas y a la búsqueda de soluciones", prometió ayer Spencer Abraham, secretario de Energía de EE UU. Con la normalidad casi recuperada en todas las zonas afectadas, se agudizó el debate político sobre la crisis del sistema eléctrico.

"La desregulación de la red eléctrica ha dejado indefensos a los consumidores"
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La Comisión Federal Reguladora de la Energía, la agencia independiente encargada de regular el mercado nacional del petróleo, el gas y la electricidad, propuso hace meses al Congreso que estableciera normas de obligado cumplimiento para todos los Estados con el fin de garantizar un nivel mínimo de eficiencia por parte de las compañías privadas.

El Gobierno de George W. Bush se opuso a la idea, y Spencer Abraham reiteró ayer que esas normas debían retrasarse al menos tres años. La propuesta supondría una "imposición" federal y vulneraría los derechos estatales, dijo el secretario de Energía. Los Estados del sur, bastión de los republicanos, se oponen a la armonización porque cuentan con las tarifas más baratas del país.

El presidente de la Comisión, Pat Wood, declaró que el colapso en cascada que registró la red eléctrica el pasado jueves demostraba la necesidad de mejorar la gestión global del sistema. "Fue una lección práctica sobre la conveniencia de planificar y coordinar el conjunto de la red", explicó. La senadora demócrata Maria Cantwell se puso del lado de la Comisión: "La desregulación ha dejado indefensos a los consumidores, ha suprimido la garantía de un servicio fiable y ha eliminado las salvaguardas frente a la manipulación del mercado", afirmó. James McGreevey, gobernador de Nueva Jersey, dijo que era "imposible sostener la economía de Internet y del siglo XXI sobre unas líneas eléctricas con 30, 40 o 50 años de antigüedad".

El Gobierno y quienes defendían la autonomía estatal esgrimieron, por el contrario, que la "cascada" del jueves se produjo precisamente en una región, el noreste, muy coordinada entre sí, y que la interdependencia fue la causa de que el colapso se extendiera a ocho Estados y parte de Canadá.

Tardará en saberse qué ocurrió y de quién fue la responsabilidad. El primer fallo se produjo, casi con total seguridad, en una línea de la empresa FirstEnergy, que suministra energía a 1,4 millones de consumidores en Ohio. La dirección de FirstEnergy reconoció en un comunicado que una de sus instalaciones, la Unidad 5 de la factoría de Eastlake, en el circuito del lago Erie, falló horas antes de que se produjera la reacción en cadena. El sistema de control informático registró de inmediato la avería; no saltaron, sin embargo, las alarmas destinadas a evitar la expansión del problema.

La empresa argumentó que el Operador Independiente del Sistema del Medio Oeste, el organismo que controla las conexiones regionales, tampoco detectó riesgo de reacción en cadena, ni siquiera cuando, poco después de las tres de la tarde, cayeron otras tres líneas de FirstEnergy. "Todos los indicadores mostraban que el sistema de la compañía era estable, y los clientes de FirstEnergy no sufrieron ninguna interrupción del servicio; por tanto, no había en aquel momento ninguna necesidad de aislar FirstEnergy del resto de la red", explicó la firma en su comunicado.

La normalidad se había recuperado ayer casi totalmente. Los habitantes de Cleveland volvieron a disponer de electricidad y de agua potable, aunque el suministro fuera insuficiente y hubiera cortes puntuales para evitar un nuevo colapso. La situación era similar en Detroit. Ambos centros urbanos fueron especialmente afectados por la avería. El presidente Bush y las autoridades locales siguieron insistiendo en la necesidad de consumir el mínimo imprescindible para evitar que se produjeran sobrecargas en un sistema muy frágil.

[Los expertos tratan de averiguar el coste que ha tenido el mayor apagón de la historia de Estados Unidos que, sólo en la ciudad de Nueva York, podría superar los mil millones de dólares, tanto por las horas extra que tendrá que pagar el Ayuntamiento como por las pérdidas en el sector servicios, informa la agencia Efe.

Una de las primeras cifras en ser publicadas han sido las del contralor de Nueva York, William Thompson, un cargo electo que tiene como misión velar por el buen estado de las finanzas de la ciudad. Thompson, que también fue el encargado de realizar las estimaciones de los daños de los atentados del 11 de septiembre, cree que las pérdidas ocasionadas por el gran apagón se situarán entre los 800 y los 1.000 millones de dólares sólo en la ciudad de Nueva York.

Las aerolíneas que tenían programados vuelos de ida y vuelta entre Madrid y las ciudades de Nueva York y de Toronto mantuvieron ayer todos los trayectos tras normalizarse la situación en los aeropuertos después del corte de energía, que provocó el viernes y el sábado varias cancelaciones y retrasos.]

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