Ambulancia psiquiátrica

El 8 de agosto, por crisis aguda de un familiar esquizofrénico, tuvimos que llamar a emergencias para que facilitaran una ambulancia psiquiátrica. Sólo existe una para toda la Comunidad. Este dato está confirmado por la doctora y la enfermera que nos atendieron y por los policías que nos protegieron de las posibles agresiones por parte del enfermo esquizofrénico.

Solicitamos la ambulancia a las 11.15 y no apareció hasta las dos de la tarde. Después de efectuar multitud de llamadas a diferentes organismos oficiales -de uno nos mandaban a otro con respuestas kafkianas-, nadie se hizo responsable.

Llegó la doctora de cabecera del ambulatorio de zona, que estaba de guardia, junto a su enfermera. Subimos al piso y nos confirmó que, efectivamente, el paciente estaba agresivo y era necesario trasladarle al hospital psiquiátrico.

Tras pasar mucho tiempo esperando, la doctora consiguió hablar con el servicio de ambulancias, que le dijo, en principio, que ya enviaron la ambulancia y que no había nadie en la dirección solicitada. Con un coche Z de la policía en la puerta, la doctora, la enfermera, los familiares del enfermo y el montón de curiosos que nos concentramos al lado de la puerta de la casa, era muy difícil que no nos vieran.

Al ver que la versión no era creíble, dijeron que no tenían anotada ninguna petición de ambulancia. Por fin nos enviaron una ambulancia psiquiátrica. La última llamada que hicimos fue a la una y la ambulancia llegó pasadas las dos de la tarde.

La suerte estuvo de nuestro lado y nos ayudó a que ni el enfermo se suicidara ni los acompañantes fuésemos agredidos por el paciente. Aquel día, ni la diligencia, ni la organización , ni la coordinación, ni la lógica funcionaron.