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El pregón de los 'okupas' precede al oficial en Gràcia

Los responsables del distrito velarán por una semana tranquila y sin incidentes

Clara Blanchar

El pregón de las fiestas de Gràcia de Barcelona comenzó ayer con 10 minutos de retraso. El oficial, porque la demora la causó el pregón alternativo que los okupas del barrio leyeron desde lo alto de un andamio que instalaron frente al balcón del ayuntamiento mientras las autoridades presenciaban la escena con cara de circunstancias.

Las críticas a la "imposición de la lógica del dinero por encima de las necesidades de las personas", a la guerra, a los presidentes del Gobierno español y de Estados Unidos -al que calificaron de "cowboy de tres al cuarto"-, y a las inmobiliarias fueron algunas de las que se pudieron oír de la boca de dos chicas que lucían narices de payaso y que fueron aplaudidas en varias ocasiones por los presentes en la plaza de Rius i Taulet.

A través del pregón alternativo, el colectivo okupa anunció también que "responderá" a los desalojos de casas ocupadas previstos para el próximo otoños. La Kasa de la Muntaña, símbolo del movimiento, y Les Naus son algunas de ellas. "Responderemos porque no entendemos que haya tantas casas vacías y tanta gente sin casa o pagando hipotecas y alquileres abusivos", dijeron, y dieron paso al pregón oficial desplegando una pancarta con el lema: "Los payasos de este circo no hacen gracia".

Territorio de libertades

El pregón oficial, leído por el escritor y periodista Rafael Vallbona, tuvo también su parte crítica. Gracienc de nacimiento, el pregonero se refirió a la "aureola mítica de territorio de libertades" del barrio y llamó al "deber y derecho de todos" a mantenerla.

A partir de ahí, Vallbona alternó recuerdos y episodios de su infancia en el barrio con alusiones a los problemas que vive el barrio, al que calificó de "ombligo simbólico" de Barcelona. Así, habló de los elevados precios de la vivienda, de especulación, de "trabas políticas y burocráticas", de inmigración, o de la falta de respeto de algunos a la convivencia.

Tras recordar que Gràcia es un referente y un "polo de atracción cívica y social" al que comparó con el barrio londinense de Notting Hill, Vallbona concluyó el pregón llamando a "abrir las ventanas para que un vendaval nuevo y fuerte" proporcione "un empujón renovado" a la sociedad del barrio "para mirar el futuro con optimismo".

También desde el balcón, el alcalde accidental de Barcelona, Jordi Portabella, hizo una breve intervención para dar la fiesta mayor por inaugurada. "Feliz fiesta mayor y que tengamos una fiesta en paz, en todos los sentidos", dijo. Los asistentes entendieron el mensaje en dos sentidos. Por una parte, la federación de la fiesta recordará durante toda la semana las movilizaciones contra la guerra. Y por otra, el alcalde accidental se refería a la voluntad de los responsables del distrito, muy repetida en los últimos días, de que la fiesta de este año sea tranquila, dentro de lo que cabe, y sin incidentes.

En este sentido, en estas semanas ha saltado la alarma por las quejas de vecinos y comerciantes de algunas calles y plazas del barrio ante la presencia de vendedores ilegales de latas de cerveza y jóvenes bebiendo en la calle hasta altas horas en una versión reducida de lo conocido popularmente como botellón.

El máximo exponente de este fenómeno ha sido la plaza del Sol. Pero vecinos, comerciantes y responsables del distrito, todos a una, anunciaron ayer que han decidido atajar el problema bajo la premisa de que más vale un programa de fiestas que una fiesta desmadrada. Hartos de soportar juergas incívicas por parte de jóvenes que invaden el espacio hasta la madrugada, han optado por sumarse a última hora a la fiesta mayor y montar un programa de actos. El concejal del distrito, Ricard Martínez, explicó ayer que la programación de actividades pretende "cambiar tanto el uso físico como el carácter de la plaza".

Se trata de una programación básicamente nocturna que girará en torno a un escenario ante el que se instalarán sillas para que los visitantes disfruten de música con tintes de jazz. "Esperamos volver a disfrutar la fiesta mayor porque llevamos demasiados años sufriéndola", afirmó ayer la vocal de la junta de la Asociación de Vecinos de la plaza, Carlota Aguado. Sin embargo, los vecinos no han tenido tiempo para engalanar la plaza, al contrario de los vecinos de las 23 calles que ayer se encontraban en el punto álgido del frenesí para tener las calles vestidas de gala hoy a primera hora.

Lo paradójico de esta solución salomónica es que la plaza del Sol dejó de celebrar la fiesta mayor hace cuatro años por la misma razón que ahora vuelve a organizarla: el incivismo de los visitantes. Entonces la organizaban los bares de la plaza y fue degenerando, con peleas incluidas, hasta que los propios vecinos pusieron el freno. Ahora, las discrepancias parecen haber quedado atrás y unos y otros se han puesto de acuerdo con un mismo objetivo. "Estamos dispuestos a trabajar duro y a colaborar para tener una buena fiesta", aseguró ayer el presidente de la Asociación de Comerciantes de la plaza, José A. Fernández.

Para evitar la venta ambulante, velar para que se respeten los horarios -hasta las 2.30 horas los días laborables y hasta las 3.30 horas los festivos y vísperas-, y prevenir posibles incidentes se reforzará el dispositivo de seguridad. Sin embargo, los detalles del plan no se conocerán hasta hoy, puesto que la ola de incendios ha impedido que los mandos de la Guardia Urbana, los Mossos d'Esquadra y el Cuerpo Nacional de Policía se reunieran en los últimos días, explicó ayer el concejal del distrito.

Como en las anteriores ediciones, también se reforzarán los servicios de limpieza -tanto de día como de noche- y se instalarán contenedores equipados con ruedas para facilitar la recogida de basura, así como 18 lavabos portátiles. La habilitación del doble de plazas de aparcamiento para motos y bicicletas en el perímetro del barrio es otra de las medidas excepcionales.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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