Una fiel a Gil se hace con la Alcaldía de Marbella en medio de abucheos y gritos
Los ganadores de la moción de censura no revelan cuáles son sus planes para la ciudad
No hubo sorpresa. La gilista Marisol Yagüe fue investida ayer nueva alcaldesa de Marbella al prosperar la moción de censura contra su compañero de partido Julián Muñoz, votada por ocho ediles del GIL, tres del PA, que serán expedientados, y otros tres expulsados del PSOE. La agitación vivida en las vísperas rodeó de gran expectación la sesión plenaria, que fue seguida desde el exterior por unas 400 personas, y en la que proliferaron los insultos y las acusaciones que tan a la orden del día están en la vida política local, sin que ninguno de los firmantes aclarara el auténtico motivo de la moción.
El esperado debate de la moción de censura no permitió conocer los argumentos de fondo que la justifican, ni el programa político pactado por los tres grupos que la han suscrito, que hasta el momento sólo han dado a conocer cómo se repartirán el poder. El nuevo equipo de Gobierno tiene convocada hoy una rueda de prensa para explicar sus planes y sus proyectos.
La moción fue finalmente aprobada con los 14 votos a favor de los firmantes, que llegaron al ayuntamiento en un autobús tras pasar la noche en Sotogrande. Escoltados por guardias de seguridad privados, su llegada fue recibida con abucheos por el público congregado en el consistorio.
En contra de la moción votaron siete ediles del GIL, los cuatro del PP y los dos que le quedan al PSOE. La portavoz del PP, Ángeles Muñoz, dijo que tras la moción se esconden "intereses personales y ocultos que no representan el interés general de los ciudadanos".
En su discurso aún como aspirante, Yagüe hizo una vaga afirmación de que "el camino emprendido por el equipo de gobierno no conduce a Marbella a buen puerto" -ella pertenecía a ese equipo-, y que la censura era un ejercicio de responsabilidad "para evitar males mayores", pero no dio más detalles. Lamentó las críticas "crueles y el desprecio" con el que dijo que han sido tratados los firmantes de la moción, fórmula que, aseguró, "nunca es la mejor" pero que constituye un instrumento "válido y legal". La nueva alcaldesa proclamó la instauración de una etapa de "pluralidad democrática" en Marbella.
La ex portavoz del PSOE y desde ayer primera teniente de alcalde, Isabel García Marcos, también defendió la legitimidad de la censura y la justificó en que la ruptura del GIL planteaba un grave problema de gobernabilidad. Constantemente abucheada por el público congregado en las afueras del salón con gritos de "¡Vete, no te queremos!", la ex concejal socialista censuró la inhibición de las direcciones de los partidos, porque "nadie ignoraba la falta de cohesión dentro del equipo de gobierno". Añadió que con Julián Muñoz como alcalde "no existía ninguna posibilidad de sacar Marbella adelante". Y apostilló que con el relevo "se acaba el espectáculo y empieza la democracia en Marbella".
También el portavoz andalucista, Carlos Fernández, que será concejal de Seguridad Ciudadana y Fiestas y de Puerto Banús, proclamó una nueva etapa que se caracterizará por la "transparencia y la libertad y en la que los ciudadanos van a conocer todo lo que se hace, cómo se hace y quién lo hace". "Los escándalos van a formar parte del pasado", dijo.
En el discurso de contestación a Yagüe, Julián Muñoz reprochó a los firmantes de la moción que no hayan propuesto un programa político, e insistió en que su antecesor, Jesús Gil, ha sido quien ha orquestado la operación junto al ex gerente de Urbanismo Juan Antonio Roca, "el motor de la supuesta corrupción". "Su discurso me suena a 12 años, a Jesús Gil", dijo a Yagüe, y aseguró que el verdadero motivo de su relevo es "no haber seguido las directrices de las llamadas de teléfono". Acusó a los firmantes de la moción de traicionar a sus partidos y sus votantes y anunció que creará una plataforma ciudadana que pretende recoger 25.000 firmas para pedir la disolución de la corporación.
Lejos del tono crispado de los demás portavoces, la edil del PP Ángeles Muñoz, lamentó el espectáculo "bochornoso y lamentable" protagonizado por los dos bandos, y sembró dudas sobre los verdaderos intereses del nuevo Gobierno. Se preguntó qué tienen en común los ediles del GIL con quienes han sido sus "enemigos mortales", en alusión a García Marcos y a Fernández, y qué hay detrás de tan "incomprensible" alianza.
Ángeles Muñoz justificó el voto contrario del PP en que la elección es "entre un pasado ruinoso y un futuro con las mismas expectativas y con los mismos autores" y añadió que la moción "no aporta nada mejor porque tiene padrinos con intereses fraudulentos", en clara alusión a Jesús Gil.
Para el portavoz socialista, Silvestre Puertas, que tuvo que compartir su tiempo con García Marcos, "la clave es una lucha interna por el control del urbanismo y problemas personales". "El argumento de la ingobernabilidad no tiene sentido", dijo, y explicó que él y su compañero Diego Lara firmaron inicialmente la moción porque se les dijo que su partido la respaldaba.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.