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Los enfermos del Clínico llevan sus propios ventiladores para refrescarse

El ala norte del hospital, con 200 personas, carece de refrigeración

El aspecto que presentan las habitaciones de las plantas quinta y sexta del ala norte del hospital Clínico San Carlos, de Madrid, es desolador. Los pacientes tienen que mantener las ventanas abiertas y muchos se han visto obligados a comprarse un ventilador para soportar el calor. El portavoz del hospital reconoce que la situación de las 200 personas que hay en el ala norte es muy precaria y afirma sentir "impotencia" para resolver el problema.

El centro admite que "no está en condiciones idóneas" para pacientes y trabajadores
"Esto es vergonzoso. Las enfermeras son encantadoras, pero nos morimos de calor"

La reforma de esta zona del centro está pendiente de que la Consejería de Sanidad inicie las obras. Unos trabajos que comenzarán a finales de 2004. En la habitación 25 de la quinta planta del ala norte, donde se encuentran los servicios médicos de obstetricia y ginecología, Jacinta Castillo, de 56 años, se lamenta del calor que tienen que soportar su hija y su nieta recién nacida. "Esto es vergonzoso", señala, "las enfermeras y la matrona son encantadoras, pero en cuanto al calor, aquí nos morimos". Esta mujer asegura que se han tenido que traer un ventilador de pie de la tienda de sus suegros para combatir las altas temperaturas y que pondrá una reclamación en atención al usuario. "Pon una queja, porque dentro de poco te va a tocar venir a ti", dice Castillo a una amiga embarazada que está de visita, mientras asegura que las enfermeras "también nos piden que reclamemos".

Como ella, José Miguel Moreno, de 48 años, y Rosalía Portero, de 50, han optado por venirse con su ventilador para que su familiar, ingresado en la habitación 43 de la sexta planta, no sufra los calores estivales. "Si tienen que hacer obras, que cierren, porque, aunque sea sólo por higiene, no deberíamos tener las ventanas abiertas. Lo que quieren es acabar con la sanidad pública", subraya Moreno. "Vamos a poner una queja, porque si no, no se entera nadie de la situación que hay en este hospital. Sólo invierten en puentes y carreteras", matiza Portero.

A Vanesa Vilches, de 28 años, el calor que se pasa en el ala norte del Clínico le pilló de sorpresa cuando ingresó para dar a luz. "Me siento en la ventana mientras mi madre me abanica y hasta que compremos un ventilador, porque no sabíamos que esto era así. Además, tengo que salir a cada poco a comprar una botella de agua", sostiene la joven.

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En su habitación tienen bajadas las persianas porque al mediodía el sol pega de lleno. La temperatura a esas horas es de 31 grados. Su compañera de cuarto, Susana Fernández, de 33 años, explica que cuando entró en el hospital el pasado día 28 de julio con 39 grados de fiebre, su familia tuvo que traerle un ventilador. "Tengo que ponerlo en marcha a las 10.30 y utilizar gasas mojadas para soportar el calor, además de ducharme a cada momento. Hace unos días estaban aquí unas mujeres con sus niños recién nacidos que parecían cangrejitos".

La hija de Elisabeth Melo, de 22 años, y de su compañero, Luis Miguel García, que se encuentran en la habitación 17 de la quinta planta, tiene unas pequeñas ronchas rojas por todo el cuerpo. "Las enfermeras dicen que puede ser porque tenga alergia a las sábanas, pero creen que es más seguro que sea por el calor. Ni la niña ni yo hemos podido dormir por la noche", afirma la joven. En ese momento, una enfermera entra en el cuarto y cierra las ventanas. "Es mejor que estén así porque sólo les entra calor", dice a las tres mujeres ingresadas en la habitación.

En todas las plantas del Clínico hay un cartel que reza: "Este hospital se encuentra en obras de remodelación. Disculpen las molestias. Agradecemos su colaboración. La Dirección".

El portavoz del centro hospitalario, Pedro tarquis, reconoce que la situación en la que se encuentra el ala norte, donde hay 400 camas, aunque en verano sólo están abiertas la mitad, no tiene "las condiciones idóneas para los pacientes y los trabajadores".

El problema, según tarquis, es que la zona está pendiente de que se lleven a cabo las obras de remodelación previstas en el plan director que incluirán un sistema de refrigeración. La primera fase de este plan ya se ha llevado a cabo en el ala sur y en las urgencias, pero en el ala norte no están previsto que comiencen las obras hasta finales de 2004.

"El hospital ya ha aportado toda la documentación a la consejería, pero, como es un montante económico muy alto, los trámites administrativos son muy complejos y el proceso es muy largo", explica el portavoz del clínico.

La consejería de sanidad destinará entre 60 y 72 millones de euros a la remodelación del ala norte, que incluye, además de la instalación de un sistema de refrigeración, la construcción de quirófanos nuevos y la reforma de las habitaciones (las de seis camas pasarán a tener cuatro, y las de dos, una).

El clínico, originalmente, se levantó en la zona de atocha, para pasar a su ubicación actual (junto a la plaza de cristo rey) unos años antes de la guerra civil.

"Desde entonces se han hecho pequeñas remodelaciones, pero nunca ha habido aire acondicionado y siempre ha sido así, tal vez porque el hospital entró más tarde que el resto en la sanidad pública [en la década de los ochenta]", explica tarquis en referencia al hecho de que se utilicen los ventiladores y las ventanas abiertas como métodos para combatir las altas temperaturas.

Pero la complicación de este verano, según el portavoz del clínico, es que, con la ola de calor que azota a la comunidad, ha sido más difícil adquirir nuevos aparatos para los pacientes que, finalmente, han optado por traérselos de sus casas. "El hospital siempre ha facilitado ventiladores y ya se han pedido 30, pero, al ser esta época, están tardando", matiza tarquis, quien reconoce que todos los años han recibido quejas por las altas temperaturas que hay en las habitaciones.

El portavoz mantiene que se han intentado algunas soluciones como buscar un emplazamiento nuevo para el hospital, "pero cerca no había ningún terreno", y cerrarlo hasta que finalicen las obras. "sin embargo, si se cierra, no hay un sitio en madrid donde derivar a los pacientes".

También se han planteado comprar pingüinos (aparatos de aire acondicionado portátiles), "sólo que el generador, como es de un edificio antiguo, no soportaría la potencia eléctrica y nos han dicho que para cambiarlo sería necesario un mes y medio", y, según tarquis, el objetivo es instalar un nuevo generador para que el problema del calor no se repita el próximo verano.

Una paciente combate las altas temperaturas en su habitación del Clínico con un ventilador, gasas húmedas y la ayuda de un familiar.
Una paciente combate las altas temperaturas en su habitación del Clínico con un ventilador, gasas húmedas y la ayuda de un familiar.RICARDO GUTIÉRREZ

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