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Reportaje:

Un templo masónico en L'Olleria

Una investigación revela que la popular Casa Santonja fue utilizada por los masones para celebrar sus ritos

Escondida de la luz pública la masonería utilizaba espacios cerrados donde celebrar los ritos propios de las sociedades secretas. El misterio y secretismo que ha envuelto siempre este movimiento liberal nacido a finales del siglo XVII en Inglaterra ha impedido que se conozca a ciencia cierta la existencia de algún templo masónico antiguo. En L'Olleria, un estudioso local, Josep Vicent Vidal, ha localizado un templo de estas características en la conocida popularmente como Casa Santonja. Esta casa señorial de mitad del siglo XIX, ubicada en la calle del Ravalet, 13 cuenta con varias estancias repletas de pinturas murales en las que se dejan entrever decenas de símbolos masónicos.

Las pinturas de los salones de la Casa Santonja contienen símbolos masónicos

Vidal ha hecho un análisis exhaustivo de cada una de las imágenes hasta lograr descifrar la simbología semiescondida. Tras la interpretación de los frescos del salón principal y su disposición, este estudioso asegura: "Las pinturas tienen correspondencia clara con la masonería de mitad del siglo XIX, nuestra hipótesis es que no están colocadas de forma arbitraria por eso debe tratarse del lugar donde se reunía alguna logia masónica".

Doce figuras humanas, sólo una masculina, están en disposición rectangular en las paredes del salón. A cada una se le atribuye un arte, ciencia o virtud seguidos en la creencia masónica. La figura de la poesía, por ejemplo, tiene en la mano uno de los símbolos clave de la masonería, una estrella de cinco puntas, la estrella pentagramática símbolo del grado de compañero. A su derecha, la imagen que representa la arquitectura, la ciencia base de la masonería junto a la geometría, tiene los otros dos símbolos esenciales: el nivel, en referencia a la codiciada rectitud y armonía, y la plancha trazada. La religión está representada como una creencia civil, con un libro en el que se puede leer la inscripción la ley y el ojo GADU (Gran Arquitecto del Universo). En el techo del salón principal están representados los 12 signos del zodiaco alineados. Para Vidal, el color verde que predomina en la sala es un elemento más de identificación con el liberalismo.

Aparte de las imágenes y escenas de la sala principal, en el techo de las escaleras de acceso a la sala, Vidal ha localizado elementos cargados también de referencias al movimiento masónico. En esta bóveda hay una figura femenina con una palma en la mano, una corona de laurel en la otra y una llama encima de la cabeza. "A pesar de que está encima de una nube, nada tiene que ver con las vírgenes del catolicismo, sino más bien mujeres victoriosas, como las estatuas de la libertad", explica Vidal.

Así que en busca de más elementos que confirmaran su hipótesis de templo masónico Vidal ha investigado los orígenes de este edificio, adquirido por el Ayuntamiento en 1997, y ha descubierto que Estanislao Marau Bru fue el primer propietario. A finales del siglo XIX lo traspasó a Julio Santonja Ansaldo, quien le da el nombre popular. Al primero, el estudio le atribuye una ideología liberal y demuestra fehacientemente que su sobrino Melchor Marau fue diputado en las Cortes Generales durante el Trienio Liberal (de 1821 a 1823), en la época en la que el general Riego, un masón reconocido, estaba al frente del Gobierno. A Marau se le relacionó con el grupo de los "sanmiguelistas", al que pertenecían los valencianos Vicente Salvà y Beltrán de Lis, conocidos por su vinvulación a una logia masónica.

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La investigación, que le ha llevado tres años a Vidal, necesita algún documento que verifique que las figuras, su disposición y su simbología cumplían algo más que una función decorativa en la casa señorial. "Es una tarea difícil, pues el secretismo de las logias no dejó documentos para investigar", señala Vidal.

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