Los herederos del GIL
La tercera parte de los los cargos electos del partido de Jesús Gil en 1999 se pasaron después al Partido Popular
En 12 años de existencia, el Grupo Independiente Liberal (GIL) ha llegado a alcanzar importantes cuotas de poder municipal en la franja costera entre Málaga y Algeciras, donde ha tenido seis alcaldías (Marbella, Estepona, Manilva, Casares, San Roque y La Línea) y la presidencia de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental, que el propio Jesús Gil ostentó durante tres años y medio. En total, 252.794 habitantes. Si algo ha caracterizado la presencia del GIL en la política ha sido la controversia y la falta de estabilidad. Esta heterogénea formación nunca ha hecho ascos a ningún tipo de transfuguismo, por lo que ha supuesto siempre un elemento de tensión y motivo de enfrentamiento entre los partidos democráticos.
El GIL tocó techo en las elecciones de 1999, con 93 cargos electos. El PP ha sido el principal receptor de la herencia gilista: 32 de esos ediles (siete en la provincia de Málaga y 23 en la de Cádiz, además de dos en Ceuta) se pasaron a sus filas, más de la tercera parte.
La mayoría los cargos del GIL han abandonado la actividad política (32), pero algunos acabaron fundando sus propias formaciones. En la provincia de Málaga, tres ex concejales del GIL participan en el gobierno de Estepona en coalición con PSOE e IU. Con la anuencia de estas dos formaciones, un ex gilista, Pedro Tirado, gobierna en Manilva. Otros tres concejales del GIL en Mijas se pasaron al Partido Andalucista (PA), aunque ahora no tienen representación. También uno de los firmantes de la moción de censura, el andalucista Carlos Fernández, fue concejal del GIL entre 1991 y 1996.
IU y PSOE no cuentan en sus filas con ex militantes del GIL. Pero nadie está libre de reproches. IU, PSOE y PP han pactado con el GIL y han sancionado también a algunos de sus cargos públicos por hacerlo, según les haya convenido en cada caso. Pero el que más lejos ha llegado en los acuerdos con el GIL es el PP, que hizo piruetas tan singulares como las de Estepona y San Roque (Cádiz), donde rompió dos pactos anti-GIL. El PP abrazó, además, a todos los ex gilistas de las localidades gaditanas de la La Línea y San Roque para ganar sus alcaldías.
- Estepona. En 1999, Jesús Gil Marín, hijo mayor del ex alcalde de Marbella, logró nueve concejales. PSOE (6), PP (5) e IU (1) firmaron un pacto para arrebatarle la alcaldía, pero en noviembre de 2001 los populares lo rompieron y presentaron una moción de censura junto a siete de los nueve concejales gilistas que cambiaron de partido. En las recientes elecciones, el PP fue la fuerza más votada y cuenta entre sus siete concejales con tres ex GIL. Pero el PSOE, con seis concejales, tiene la alcaldía gracias al apoyo del los cuatro concejales del Partido Estepona, tres de los cuales ya fueron ediles del GIL entre 1995 y 1999. El único sillón de IU completa un pacto tripartito que la ejecutiva regional del PSOE autorizó con condicionantes y que el propio secretario general y presidente de la Junta, Manuel Chaves, ha criticado.
- Manilva. El ex gilista Pedro Tirado gobierna tras ganar las elecciones con el Partido Democrático de Manilva, fundado por él mismo, con el que logró cinco concejales de los 13 de la corporación. Lo curioso del caso es que Tirado gobierna con el apoyo de los cuatro ediles de IU, y tiene de primera teniente de alcalde a Antonia Muñoz, a la que Tirado contribuyó a derrocar de la alcaldía en abril de 2000 mediante una moción de censura con dos tránsfugas del PSOE.
- Casares. La última alcaldía malagueña perdida por el GIL. En 1995 la consiguió Francisco Herrera, un ex torero metido a constructor, que empató a cuatro concejales con IU, pero logró el apoyo de dos ediles del PSOE, que fueron expulsados del partido por saltarse la consigna de formar un gobierno de izquierdas. En 1999, GIL e IU volvieron a empatar, esta vez a cinco ediles, y Herrera mantuvo la alcaldía porque el único concejal del PP, que era uno de los dos expulsados del PSOE, se inhibió en la pelea. Pocos meses después, cuatro ediles del GIL se pasaron al Grupo Mixto y dejaron solo a Herrera, que dimitió cuando IU y PP presentaron una moción de censura. El 24 de mayo de 2000, Juan Sánchez, de IU, fue investido alcalde con la abstención de las demás formaciones, incluida la del concejal del PP.
- Ronda. El único municipio donde quedan concejales del GIL. Se presentó por primera vez en 1999 y fue la lista más votada, pero sin mayoría absoluta. PSOE, PP, PA e IU suscribieron un acuerdo por el que los cabezas de lista de los dos primeros partidos ocuparon dos años cada uno la alcaldía. El pasado 25 de mayo, el GIL logró cinco ediles, tres menos que en 1995, y fue la segunda fuerza por detrás del PSOE, que retiene la alcaldía gracias al pacto con los cuatro concejales andalucistas.
- San Roque.
En marzo de 2000, los seis concejales que se habían presentado bajo las siglas del GIL en 1999 se pasaron al grupo mixto. La legislatura había comenzado con el socialista José Vázquez -que obtuvo siete concejales- como alcalde, para lo que dispuso de los tres ediles del PP, inspirados en la filosofía de frenar al GIL. En mayo se rompió el pacto: los ex GIL recibieron el apoyo de los populares y de una formación independiente (que también se integró en el PP) en una moción de censura. El ex gilista Fernando Palma pasó a ser alcalde. A principios de 2001 los seis ex concejales del Gil se afiliaron al PP, junto con toda la militancia del partido en la localidad. En las pasadas elecciones, Palma, que concurrió ya bajo las siglas del PP, fue elegido alcalde.
- La Línea. Los 17 concejales de GIL, con su alcalde a la cabeza, Juan Carlos Juárez, ingresaron en septiembre de 2001 en el PP, tras varios meses de negociaciones. En las elecciones de 2003, 14 de estos ediles han repetido el acta, pero esta vez en las listas del PP. Fue la ejecutiva provincial del PP de Cádiz la que anunció la integración de los ex giles en su partido con el argumento de que en "todo momento se había respectado al pacto anti GIL", ya que se había logrado desmantelar el partido en la provincia. Enseguida los cuatro concejales que tenía el PP pasaron a formar parte del gobierno local.
El PSOE reaccionó con estruendo, ya que se trataba de la segunda localidad con alcaldía gilista que en cuestión de meses pasaba a manos populares. Y, sobre todo, por las reiteradas negativas de los dirigentes del PP de estar preparando la operación. La presidenta del PP andaluz, Teófila Martínez, llegó a decir: "No tengo noticias de este hecho y soy la presidenta. Si yo no lo conozco, no existe". Cuando el trasvase se hizo público, señaló: "No son tránsfugas, sino unos señores que han cambiado de afiliación después de dejar de pertenecer voluntariamente a su partido".
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