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Reportaje:

El paseo en metro de una perra llamada 'Quintana'

La asociación El Refugio busca un nuevo dueño para un animal que vagaba perdido por la línea 5 del metro

Los pasajeros de la línea 5 del metro debieron sorprenderse el domingo cuando vieron pasearse por los vagones a una perra solitaria de pelo negro y rizado. A las 20.45, la Asociación para el Bienestar de los Animales El Refugio recibió una llamada de Metro de Madrid alertando de la presencia de un can en la estación de Núñez de Balboa. Cuando llegó el presidente de esta asociación, Nacho Paunero, la perra estaba tranquila y descansaba junto a los vigilantes del metropolitano.

Paunero explica que el can, una hembra mestiza de alrededor de un año y doce kilos de peso, fue abandonada supuestamente en la estación de Canillejas. La perra continuó su periplo por el metro a través de las estaciones de Torre Arias, Suanzes, hasta que en Ciudad Lineal un viajero alertó al maquinista de que una perra vagabundeaba por los vagones. El conductor decidió meter al animal en la cabina para trasladarla hasta la estación de Núñez de Balboa, donde los vigilantes se harían cargo de ella. En total, el can recorrió 10 paradas a bordo del tren subterráneo. Precisamente, la perra debe su nombre a una de estas estaciones, Quintana.

La perra tiene los ojos castaños y se deja acariciar sin problemas
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El presidente de El Refugio asegura que Quintana tuvo mucha suerte al perderse en un día festivo. "Los vigilantes del metro llamaron primero a la perrera municipal, pero al estar cerrada por ser fin de semana, contactaron con nosotros y se ha salvado de ser sacrificada".

Quintana tiene los ojos castaños y se deja acariciar sin problemas. "En cuanto me acerqué a ella fue como si me conociera de toda la vida. No ocurrió como otras veces que los perros se muestran más esquivos, le di una salchicha y se dejó coger sin problemas", asegura Paunero.

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Aunque la perra presentaba un aspecto muy sucio, el presidente de El Refugio afirma que, tras la revisión de sus veterinarios, comprobaron que no había sufrido ningún maltrato físico y que era un animal muy sociable. "Lo más triste para nosotros es que no tenía el microchip, obligatorio por ley, para identificar a su dueño. Pero es que el 70% de los animales que encontramos abandonados no lo llevan", se lamenta Paunero.

El Refugio busca ahora un nuevo dueño para Quintana, que ya cuenta con el preceptivo microchip, con todas sus vacunaciones en regla y que ha sido esterilizada, una práctica que realizan siempre en esta asociación. Para adoptar a Quintana o a cualquiera de los otros 120 perros que tienen recogidos, sólo es necesario ponerse en contacto con ellos a través del teléfono (91 730 36 80) o la página web (www.elrefugio.org). "Es agradable, melosa y es ideal para cualquier familia", matiza el presidente de El Refugio.

Paunero sostiene que la asociación, sin ánimo de lucro y que cuenta con 1.700 socios en toda España, trata de concienciar a la gente en el respeto y solidaridad con los animales. El único requisito que piden desde El Refugio a los futuros dueños de sus perros es "una inquietud por tener al perro como uno más de la familia".

Después, desde la asociación se encargan de hacer un seguimiento del animal y de su dueño para comprobar que no existe ningún problema e, incluso, ofrecen la posibilidad de devolver al perro si su nuevo propietario decide no continuar con la adopción.

Sin embargo, las cifras que manejan desde esta asociación no son nada alentadoras. Sólo el 2% de la gente que quiere un perro lo adopta, según Paunero, "aunque hemos conseguido ponerlo de moda". El presidente de El Refugio recuerda que el 70% de los canes que llegan a los centros de recogida de la Comunidad de Madrid son sacrificados por el mero hecho de haber sido abandonados. "En los últimos cuatro años han sido sacrificados más de 25.000 animales porque no se fomentan los centros de recogida, sino la limpieza de las calles".

Desde finales del mes de junio y hasta el 10 de julio, El Refugio ha recibido más de 300 llamadas denunciando el abandono de perros, de los que un 30% eran cachorros. Por este motivo, desde esta asociación piden que se fomente, mediante campañas institucionales, la esterilización de estos animales para mitigar el problema de que algunas personas abandonen a los cachorros cuando no saben qué hacer con ellos.

Libra, un macho mestizo, es el perro que más tiempo lleva esperando un dueño en El Refugio, cuatro años, los mismos que tiene, ya que llegó cuando sólo era un cachorro. Tico, un pequeño can de seis kilos, es el perro más viejo que vive en las instalaciones de la asociación. "Ambos también esperan una nueva oportunidad para formar una familia", concluye Paunero.

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