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Los viajeros 'Ginger' y 'Copito'

Quintana no ha sido el único perro viajero que ha recogido la Asociación para el Bienestar de los Animales El Refugio. A principios del mes pasado, el presidente, Nacho Paunero, recibió también una llamada de Metro en la que le alertaban de la presencia de un perro en los túneles de la estación de Metropolitano de la línea 6. En este caso, la perra, un cruce de pastor alemán de cuatro años, estuvo tres días vagando por las vías del tren subterráneo.

Los voluntarios de la asociación necesitaron cuatro horas para capturarla después de varias carreras entre las paradas de Metropolitano y Nuevos Ministerios. Finalmente, la perra, a la que le pusieron el mismo nombre de la estación que había sido su casa durante tres días, pudo ser apresada y localizado su dueño gracias al microchip que llevaba. "Resultó ser una perra que se llamaba Ginger y que se había escapado en la plaza de Ópera tras saltar desde la ventana del piso de su dueño", explica Paunero.

Otra llamada a El Refugio avisaba el pasado día 25 de julio de la presencia de un perro en la sección de objetos perdidos del aeropuerto de Barajas. El can también llevaba un microchip que permitió a los miembros de la asociación conocer su nombre, Copito, un yorkshire de tres años, y el de su propietaria, una mujer de A Coruña.

La dueña se puso en contacto con El Refugio tres días después y "desesperada" les contó que viajaba con sus dos perros, Copito y Arnold, desde A Coruña a Alicante. Como no le permitieron llevar a los dos perros a bordo del avión, tuvo que facturar a Copito. Cuando llegó a su destino se dio cuenta de que la caja en la que iba su perro estaba abierta y el animal no estaba dentro. "Esto sucedió un viernes y el lunes el compañero de esta mujer viajó hasta Madrid para recuperar a su perro. Fue muy emocionante el reencuentro", explica el presidente de El Refugio.

Paunero asegura que los casos de las dos perras aparecidas en el metro y del can que se encontró en Barajas son excepcionales, ya que la mayoría de los animales que encuentra su asociación son perros abandonados que vagan por las calles y carreteras sin el preceptivo microchip de identificación.

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